Las elecciones del fin del mundo

FUEGO A DISCRECIÓN | Jorge Ley

Ya se puede decir sin reparo alguno que quienes saludaron la postergación arbitraria de las elecciones del FC Barcelona como una oportunidad para ¡más debates y más reflexión! (Las indigencias intelectuales tienen su gracia, pero ha de haber un límite hasta para las campañas oficiales y oficiosas) son y serán copartícipes de futuros desastres y del actual estado decrépito del club. Las próximas semanas hasta la nueva fecha límite, sacada de la manga ignorando los estatutos igual que ignoraban la realidad, son unas de las más delicadas de la historia del Barça en materia administrativa y contractual. Lo que se firme, lo que ya se esté firmando y todos los muertos que se le vayan acumulando a la próxima Junta (¡»Comisión gestora», eh!) pueden constituir el último sablazo a una institución que no aguanta más otro desvarío en su gestión. Todo agarrado a los entuertos que dejen amarrados Tusquets y su cuadrilla antes de salir de un club al que ya tendrían que haber abandonado. Cómplices obvios de cualquier suerte de milanización, y se entiende; formaron parte. Antes de forma pasiva, como viendo las vacas pasar, y ahora encabezando los atropellos.

El cáncer del neonuñismo, por suerte (¡que alguna luz tenía que haber!), pasará una larga temporada en la oposición. El que debería ser su hábitat natural. Y no podrá culminar su operación de demolición por fases, que a esta altura sería como golpear a un hospitalizado. Las firmas de Toni Freixa no auguran ninguna travesía para su candidatura y para la corriente que tan bien representa. De allí que se vea a las fuentes de poder mediático de Barcelona dando determinadas acrobacias conceptuales con el fin de desembarazarse del bartorosellismo como quien no quiere la cosa y adivinando a ver quién, si us plau, se carga al Jan. Las últimas encuestas pintan un panorama muy claro respecto a quien tiene posibilidades reales de dirigir la traumática etapa histórica que se le viene encima al Barça y, quizá, explican bien por qué alejar más unos comicios que ya eran urgentes hace años. No es de extrañar que prefieran utilizar al FCB de trampolín los que se hicieron un festín en el B fichando brasileños como quien quiere montarse su propio carnaval, y no es de extrañar porque la situación de emergencia económica y financiera les importa entre poco o nada respecto a su resentimiento personal al que representó el poder anterior. ¡Y eso que (a)parece un Laporta moderado, en modo zen!

Pero es cierto que tal cosa resultaría absolutamente indiferente si el próximo presidente se encuentra tantos cadáveres en los armarios que no queda otra que reportarlos a la ventanilla correspondiente. Sería, apenas, una pizca del resarcimiento que con tanto esfuerzo han ganado.

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