Muchas preguntas, pocas respuestas y un nuevo horizonte

Si estás aquí te voy a asegurar una cosa, no tengo respuesta. Lo que sí, como tú, seguramente tenga muchas dudas, así que espero que me acompañes a través de estas reflexiones.

Hostia, la SuperLiga

Después de un fin de semana de grato resultado culé, llegaba rozando la media noche el rumor de que saldría un comunicado anunciado la SuperLiga. Además, llevábamos un par de días con la UEFA, la FIFA y las respectivas ligas posicionándose en contra de esta. Al final la criatura nació tocadas las 12 y acompañada de una docena de “Super” equipos. (Les vamos a llamar “Super” por ser los padres del bebé)

¿Y ahora qué?

La primera gran duda fue la de: ¿esto que supone? Se podría decir que a 19 de abril nada. Solo un pulso de poder entre los 12 clubes que más generan de Europa contra todo el mundo. Una llamada a las arcas de tío gilito para ganar más pasta a cualquier precio, ¿no?

¿Es el fin?

¿El fin de qué? ¿Se va a acabar todo? ¿Se ha muerto el futbol? Aquí ya cada uno lo verá a su manera, pero estoy seguro de que el futbol no ha acabado. Lo que acaba de empezar es un litigio que ya les gustaría a Netflix, Amazon o HBO tener sus derechos.

¿Quién piensa en los niños?

Que van a hacer esas pequeñas academias que no se cansaban de formar a grandes jugadores, ¿cuál es su futuro? ¿Tienen cabida en un mundo cómo el actual? ¿Qué significa para los clubes más modestos que se cree una SuperLiga? ¿Qué aspiraciones puede tener un joven jugador que no forme parte de las canteras de la elite mundial? ¿Podrán volver a darse situaciones como las de Jamie Vardy?

El talento seguirá saliendo, la cuestión es ¿dónde podrá brillar? ¿La elite estará solo reservada para los canteranos de los 20 “Super” clubs?

¿Y la épica, qué!?!

A la par del hashtag #NoALaSuperLiga salieron los videos del Leicester campeón y todos aquellos otros equipos que consiguieron lo inimaginable. Y después de disfrutar de esas bellas historias uno se pregunta qué sucede ahora con el relato. Porque al final, ¿Qué seríamos sin nuestros mitos fundacionales? El futbol, como nuestra sociedad, se engendró a partir de las raíces del nacionalismo. Todos creemos en esos mitos históricos de nuestro pasado que cambiaron nuestro haber, y nos aferramos a ellos para seguir haciendo historia. Así que, si los “Super” clubes desaparecen de las ligas domésticas ¿dónde queda todo el relato? ¿Cuáles serán nuestra fábulas modernas? ¿En qué quedará la cultura popular de los clubs? Lejos de intentar ser extremista, el futbol evidentemente se continuará jugando, pero quizás nos habrán quitado lo más importante, aquello de que “en 90 minutos todo puede pasar”.  

¿Y yo qué pinto aquí?

Si algo nos ha dejado claro la pandemia, es que los “socis” pintamos poco. Sí que es cierto que en determinados momentos los jugadores nos echan en falta, normal, llevan toda su vida compitiendo bajo los aplausos y las criticas. Pero los “Super” clubs nos han demostrado que pueden seguir sin nosotros en los estadios, que somos una pequeñísima porción en sus enormes presupuestos. De hecho, las televisiones ya nos lo dijeron cuando los clásicos se empezaron a televisar en el horario de China o la Supercopa de España se empezó a disputar en Arabia Saudí. Pero. Y he aquí el gran, que, ¿Qué harían las televisiones sin audiencia? ¿Qué sería de los clubs sin la venta de merchandising? ¿Qué sería del futbol sin fans? ¿Qué sería del futbol sin futbolistas? ¿Qué sería del futbol sin entrenadores?  

12 “Super” clubes han decidido iniciar una guerra con la seguridad y la certeza que la gente les seguirá, pase lo que pase. Le toca ahora a la gente demostrar que el poder, todavía, lo tenemos nosotros. ¿Qué sería del espectáculo, sin espectadores?

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