Hasta siempre, leyenda

El azulgrana despide con lágrimas a una de las máximas exponentes de los grandes éxitos que ha vivido en las últimas semanas. Una de las pioneras dice adiós. La capitana culé retira sus pertenencias del Estadi Johan Cruyff y lo hace también de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, donde hace no tanto el FC Barcelona disputaba sus partidos como local. Del salto al Miniestadi en su momento, Estadi Johan Cruyff ahora, que un equipo español haya levantado una Champions, que la Primera Iberdrola esté a las puertas de ser profesional o que hoy muchas futbolistas puedan vivir de jugar a lo que más les gusta. Se marcha una de las responsables de haber llevado el fútbol femenino nacional a la siguiente dimensión. Fuera de batallas mediáticas, estas jugadoras decidieron partirse la cara por las deportistas del futuro. Quisieron reescribir la historia para que las niñas empezaran en el segundo capítulo, en lugar de hacerlo en una hoja en blanco. Un libro escrito a base de golpes, lucha, sacrificio y sufrimiento, pero coronado con el mayor avance jamás recordado.

De amateur a casi profesional, se va una de las futbolistas que han contribuido a construir lo que tenemos en la actualidad. Se nos llena la boca de alabanzas hacia donde iluminan los focos -y es normal-, pero cuando la luz eran tenúe o incluso dominaba la oscuridad, ahí brillaban jugadoras como Vicky Losada. Las mejores historias cuentan con protagonistas que trabajan en silencio, avanzando a pasos agigantados, pero dejando las menciones para otras. La ‘6’ es una de las arquitectas del mejor Barça de la historia. Como en su día lo fueron las pioneras y hace no tanto gente como Leire Landa, Laura Ràfols, Míriam Diéguez o Sonia Bermúdez, entre muchas otras. Primera goleadora en la historia de un Mundial con España, primera capitana en España que levanta un título europeo y primera también que lleva al cielo un triplete histórico y que va a servir para que el fútbol femenino siga abriéndose paso en su impetú por llegar a la primera línea. Que se lo digan sino a Jana, Bruna, Pina, Ornella, María Molina o cía. Todas ellas sueñan con llegar al primer equipo, todas ven en Vicky un espejo donde mirarse. Ahora es posible.

La historia de una jugadora que se escribe a través de erasmus futbolísticos que la han traído de vuelta al club de sus amores para aplicar lo aprendido, que las más jóvenes aprendan y juntas llevar el azulgrana hacia arriba. Lo ha intentado con tanta fuerza que no solo lo ha conseguido, sino que ha visto como lo que un día fueron alumnas ahora superan a la maestra, que con una mezcla de orgullo y nostalgia tiene que dar un paso al lado. Con la cabeza baja, incrédula, asimilando que tiene que marchar del club de tu vida, donde se imaginaba colgando las botas. El equipo que la ha llevado a lo más alto y al que ha llevado ella también hasta la cima. La historia de amor entre Vicky Losada y el FC Barcelona es preciosa, pero el amor tiene esto, que te hace vibrar en los momentos de máxima expresión y te destroza cuando menos lo esperas. La capitana no estaba preparada para terminar la relación, pese a saber que algún día tenía que pasar. En el fútbol, como en la vida, los caminos son infinitos y nunca sabes cuál será el tuyo. Somos humanos y todos sabemos lo que es tener que decir adiós a algo de lo que no quieres separarte. Pero a veces una retirada a tiempo es una Victoria.

La grandeza de su figura eclipsa una salida que todos hubiésemos imaginado diferente. Todos nos hemos equivocado, más cuando nos han quitado algo que queríamos con mucha fuerza. A veces tenemos que respirar hondo un par de veces, poner todo en perspectiva y valorar lo que ha sido más que cómo termina. El final es la guinda a la historia y es complicado encontrar finales felices. Menos si ese alguien ama con tanta fuerza al escudo que lleva en el pecho que termina dolida por no poder terminar como fotografió en sus sueños. No es amar sino cómo amas y cuando lo haces con tanta fuerza tu reacción va acorde al sentimiento. Recordaremos a la futbolista que se convirtió en leyenda y a la capitana que portó el brazalete del club que pujó para ser referente. En la memoria culé quedará para siempre la imagen de Vicky Losada con la cabeza alta, mirada de líder al frente, seis a la espalda y brazalete a la izquierda. Su fútbol erguido, sus zancadas largas y el derroche de juego que soltó en el centro del campo mientras estuvo a su mejor nivel. Yo vi jugar a Vicky Losada.

372 partidos después (dato de Marc Andrés) solo nos queda dar las gracias porque es lo que mejor define el camino de Vicky en el Barça. Sus lágrimas en sala de prensa son las lágrimas de todo el barcelonismo. Tanto el que ha estado siempre, como el que se suma ahora. El que ha estado en la CE Joan Gamper, el que empezó en el Miniestadi y el que lo ha hecho en el Estadi Johan Cruyff. Del que vibraba con Jenni Hermoso en su primera etapa o del que alucina con la eclosión de Bruna Vilamala. Porque si algo consiguen las leyendas como Vicky Losada es ponernos a todos bajo el mismo paraguas. Hoy se han apagado por última vez los focos en la sala de prensa y dentro de poco lo harán en el Estadi Johan Cruyff con una peculiaridad y es que cuando se vuelvan a encender ya no iluminarán a la capitana. Lo harán sobre Alexia, la heredera. Porque hasta en esto se preocupó la capitana, de que ‘su’ Barça tuviera sucesora en el trono. La luz se apagará, el público no disfrutará más a la ‘6’ de azulgrana, pero a medida que los años pasen su figura se hará más grande. Hasta siempre Vicky. Hasta siempre, leyenda.

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