Todo en la vida tiene un inicio y un final, pese a que nos empeñemos en creer en la eternidad de las cosas. Vivimos en una constante falsa sensación de que todo es para siempre y nos acostumbramos con mucha facilidad a una estabilidad que no es real. Solo así podemos explicar que cueste tanto cambiar. Nos cuesta dejar atrás a gente que ha estado ahí toda la vida, trabajos que no nos gustan pero en los que llevamos tanto tiempo que pensar en dejarlos se convierte en una quimera. En el fútbol pasa lo mismo, creemos que los equipos van a durar para siempre, que nuestra jugadora preferida nunca se irá del club y que viviremos siempre en una burbuja eterna, pero cuando pincha la realidad azota con fuerza. En el Estadi Johan Cruyff la burbuja era inmensa. Con un triplete recién estrenado en las vitrinas, la mente del aficionado estaba puesta en posibles refuerzos para la próxima temporada, haciendo suyas las palabras de «esto solo acaba de empezar» que un día pronunciaron las protagonistas.
El principio del fin sería un buen título para una película (o una serie mejor dicho) que llegó a su último baile. Después de pasar capítulos en los que el Barça goleaba a sus rivales, avanzaba rondas en Champions y dejaba atrás a todo aquel que se cruzaba en su camino. Como el último tiro de Michael Jordan, las azulgranas llegaban a la última cita con sopresa de última hora. El homenaje a Mariona por los 200 partidos con el club, la emotiva despedida de Vicky Losada en sus últimos minutos como futbolista del club de su vida y el último partido de Lluís Cortés como técnico culé. Jornada histórica, al nivel de otras tantas que se han vivido de azulgrana en los últimos años. Con todo, el fútbol dio paso a 90 minutos previos a la emotividad. Porque el fútbol sirve de pausa a la vida. Mientras la mirada se posa sobre el verde, el mundo parece tomarse un respiro.
Pero nada más lejos de la realidad, el tiempo sigue pasando y nos enseña lo que acontece a su paso. En el Estadi Johan poca historia tras una temporada que hace tiempo que está en el tiempo de descuento. El FC Barcelona pasó el rodillo por encima del Eibar con una última goleada de escándalo (9-1), Jenni Hermoso logró el pichichi tras superar a Esther González en lo más alto de la tabla de anotadoras y tuvimos tiempo para ver el debut de María Molina y de Júlia Bartel con la camiseta culé. Mientras todo esto ocurría, Kheira Hamraoui se despedía de su casa en los últimos tres años y Vicky Losada se marchaba del césped en mitad de un pasillo formado por sus compañeras, que la aplaudieron en su salida de casa. La niña convertida en mujer que parte para empezar su vida lejos de la protección del hogar.
Llegó el último tanto. Minuto 90, penalti a favor del Barça, Laia Codina anotó tras disparar raso a la derecha. El aplauso del Johan a la canterana cerró el mejor año de la historia de la sección. Se acabó. Fundiéndose en abrazos, cuerpo técnico y futbolistas despidieron el año del triplete. La fiesta continuó con el tributo a Vicky Losada, que se fue como lo que es, una leyenda del Barça, una capitana eterna. El Estadi Johan Cruyff quedó en silencio, el público abandonó sus asientos y el silencio volvió a apoderarse del recinto. Así, como quién no quiere la cosa. Toda la preparación, la música, el grito de gol, los toques de balón. Se acabó la que ha sido la temporada más larga de la historia y, en clave azulgrana, la más exitosa. En unas semanas nos volveremos a reunir en el mismo lugar, pero todo habrá cambiado. Veremos si con el mismo resultado. La temporada que viene deparará un nuevo comienzo.