Hace años (quizás demasiados) que veo el fútbol de manera distinta, quizás no sea entendido que pueda más la cabeza que el corazón a la hora de la ilusión.
Realmente a veces me gustaría que el corazón ganase a mi razón y en el caso del Barça me gustaría pensar como millones de culés y soñar con que los Araujo, Balde, Nico, Gavi y Ansu lograrán que el Barça pueda competir por todo en el corto y medio plazo, plantando cara al previsible Madrid de Mbappé y Benzema, al PSG de Messi (aún me duele escribirlo) y Neymar o al City de Pep y De Bruyne, pero necesito mas, no consigo ilusionarme por mi mismo, necesito que me ilusionen y me lleven al lugar que el 10 argentino llevó a su país el 22 de Junio de 1986 con tan solo 10 segundos de magia.

Es quizás la forma más compleja y menos común de relacionarme con el deporte que más pasiones mueve en el mundo y es que como alguien dijo, los partidos de fútbol han sustituido en muchas ocasiones a las guerras tradicionales con ametralladoras y tanques, ahora se combate con regates y goles, como en aquel Argentina – Inglaterra en el que Diego Armando Maradona se convirtió en el mejor soldado albiceleste, vengando la guerra de Las Malvinas a base de regates, amagues y goles.Ese día bastaron 10 segundos del Diego en su máxima expresión para que toda Argentina diese por finalizada la Guerra y sus fallecidos fuesen vengados, ese es el fútbol del corazón, el pasional, el que te hace palpitar hasta reventar aunque realmente sepas como supieron todos los argentinos, que la guerra la había ganado Inglaterra y que ellos sólo habían ganado un partido de fútbol y un mundial, reinaban en lo mas importante de las cosas menos importantes.
Necesito ver y sentir al Barça como un club fuerte, con un proyecto sólido y rico no solo en dinero sino además mentalmente y no como realmente la razón me muestra ahora, un club ahogado en las deudas lleno de jugadores a los que se les pasaron las grandes tardes de gloria, sumados a otros que nunca las tuvieron y acompañados de otros que no sabremos aún si algún día las tendrán.
Y para eso necesito un nuevo líder que me haga sentir seguro.Un líder para mi no es el que hace las grandes arengas, ni siquiera el que luce el brazalete de capitán, para mi el líder es el que en los malos momentos toma decisiones con firmeza y convicción ya sea en el campo o desde el banquillo y ahora realmente no lo encuentro.
El club necesita el renacer de Cruyff, un nuevo Pep Guardiola o la réplica del Leo Messi al que todos no agarrábamos cuando venía un mal día.

De Jong actualmente no deja de ser un grandísimo jugador, el recién llegado Memphis de igual manera y el ansiado Ansu forma parte de esa parte de la plantilla que aún debe demostrar su capacidad para liderar.
En el banquillo veo la situación de una manera aún más preocupante, Koeman es de esos entrenadores con grandes actuaciones en ruedas de prensa pero que a la hora de liderar partidos se convierte en ese entrenador al que le cuesta tomar el mando y tomar decisiones que cambien los resultados, ahí desaparece y no solo afloran sus debilidades (todos las tenemos) también muestra no estar a la altura de ese líder que necesita el equipo.

Sinceramente necesito algo más que suposiciones y brindis al sol.