Lunes, 29 de noviembre del 2010. Pasan pocos minutos de las nueve y cuarto de la noche. Barcelona, Camp Nou. Xavi abre el juego a la izquierda donde, pegado a la banda, recibe David Villa. El ‘guaje’ encara y supera a Sergio Ramos, avanza hacia la línea de fondo y manda el balón al corazón del área pequeña. Ahí aparece Pedro, volando desde el otro costado, para ganar la partida a Marcelo y poner el 2-0 en el marcador ante un Casillas ya batido. Ese partido acabaría 5-0, como todos los culés del mundo sabrán. Seguramente es el gol de la historia reciente del Barça más recordado en el cual participan directamente los dos extremos, uno partiendo desde su propia línea de cal. Villa y Pedro encarnaron a la perfección el papel del extremo no solo en esa jugada, sino en muchos otros duelos de la época más gloriosa del conjunto blaugrana. Jugadores pegados a la banda, independientemente de donde se ubicara el balón, con dos perfiles totalmente opuestos pero con un resultado inmejorable.
El fútbol actual no nos permite ver este rol del extremo puro y, en las últimas temporadas, incluso tampoco el de falso extremo. Y es que en campañas anteriores, uno de los mejores ‘9’ de la historia del fútbol español como es David Villa o del fútbol francés e inglés (en el Arsenal) como es Thierry Henry se adaptaron a lo que pedía su entrenador, Pep Guardiola, y se convirtieron en unos de los mejores extremos del momento. Esperando su turno en el costado, tirando 10 desmarques para recibir un balón (en palabras del mismo ‘Titi’) pero siendo conscientes de la importancia de su papel. Ahora, el camino es a la inversa. Los extremos que aparecen en la escena no tardan mucho en acomodarse en el centro del ataque, ya sea como delantero centro en el caso de jugadores como Ansu Fati o Ousmane Dembélé, o de media punta o falso nueve, como Neymar en el PSG. La irrupción de los carrileros, con el sistema 3-5-2 (o 5-3-2, como lo quieran llamar) ha provocado la desaparición de esta tipología de jugadores. No obstante, un hecho siempre tiene, como mínimo, dos puntos de vista por lo que a causa y consecuencia se refiere. ¿Ya no hay extremos porque hay carrileros o hay carrileros porque ya no hay extremos? La excepción a esta regla la introduce, como no puede ser de otra manera, el Manchester City de Pep Guardiola.
Sea como fuere, el Barça no es ajeno a esta deriva futbolística. Koeman introdujo el sistema con dos carrileros, Dest y Alba, durante la segunda parte de la temporada pasada. Este cambio coincidió con el mejor tramo del curso en juego y sobre todo en resultados. Aún así, no bastó para luchar para el título de Liga, llegó tarde para la Champions y la parroquia culé se tuvo que conformar con la Copa del Rey. Trincao, el jugador que más se asemeja a un extremo puro, se había convertido en uno de los principales revulsivos desde el banquillo antes del cambio de sistema pero después desapareció. Ousmane Dembélé vivió sus mejores partidos como blaugrana en la doble punta compartiendo posición con Leo Messi, lejos de la banda. No obstante, el Barça sin extremos no es fruto de la temporada 2020/21.
La marcha de Pedro en la temporada 2015/16 significó el final del extremo puro en el Barcelona, que se quedó con Messi, Neymar, Suárez, Munir, Sandro y hasta Arda en el ataque, ninguno con el papel del canario. La temporada siguente llegó Alcácer, que acabó jugando en la banda en el Clásico del Bernabéu por el sancionado Neymar. Otro jugador de ataque que no se puede entender como extremo. La llegada de Valverde, coincidiendo con el adiós de Neymar, comportó el fichaje de un jugador de banda como Dembélé, aunque su rendimiento desde el costado dejó mucho que desear (y ha acabado como segundo punta en el 3-5-2 de Koeman), y en el mercado de invierno llegó Coutinho, que sigue sin acomodarse como interior o como extremo. El curso 2019/20 empezó con Griezmann como incorporación estrella y se afianzó como titular en el costado izquierdo sin ser ni jugar como extremo. La lesión de Messi en los primeros partidos de la temporada provocaron la irrupción de dos jugadores que cambiaron el paradigma: Ansu Fati y Carles Pérez. De hecho, el primer tanto de Fati, en El Sadar, llega después de un centro desde el costado derecho de Carles Pérez. Se repetía la profecía, los dos extremos combinando para terminar con el balón dentro de la portería rival. Sin embargo, esa combinación duró hasta Navidad, cuando el club decidía prescindir del extremo de Granollers sin dar muchas explicaciones deportivas. Así abandonaba el Barça el que algunos ya apodaban como “el nuevo Pedro”. Salvando las distancias, es cierto que Carles Pérez tenía ese instinto natural de partir pegado al costado para, a partir de ahí, empezar a combinar, encarar y crear. García Pimienta, el hasta ahora entrenador del filial culé, reconocía hace unas semanas a RAC1 que el papel de Pérez era muy necesario en el Barça actual, y lamentaba algunos fichajes para ocupar su lugar.
Koeman ha arrancado la temporada con el clásico 4-3-3, un sistema ideal para jugar con dos extremos abiertos. La realidad, sin embargo, es diferente. En los tres partidos oficiales jugados esta campaña, los costados han sido ocupados por Braithwaite i Griezmann de inicio y los jóvenes Yusuf Demir y Gavi desde el banquillo. De momento, el delantero de referencia ha sido Memphis, pero faltará ver qué pasa cuando Ansu y Dembéle vuelvan. Koeman ya utilizó al canterano culé como ‘9’ en el único Clásico que ha disputado Fati, aunque mayormente ha arrancado como extremo izquierdo con una clara tendencia a tirar diagonales hacia el centro del ataque blaugrana. Y el caso del francés es una incógnita, sumado a la irrupción de Demir partiendo, en principio, desde el lado derecho del ataque también con presencia en el centro.
El técnico neerlandés tiene las piezas y el contexto adecuado para que vuelvan los extremos en el Barça. Falta ver si tiene también la voluntad de aprovecharlo o, como en los últimos partidos, opta por unos extremos jugando por dentro y dejando la profundidad a los laterales. Pedro fue el jugador ideal en su momento, pero Villa o Henry nunca fueron extremos puros y jugaron como tal en el mejor Barça de la historia dando un rendimiento sobresaliente. Ahora el Barça cuenta con Ansu, Dembélé y Demir (más Braithwaite, Coutinho e incluso Memphis o Gavi) como jugadores de banda, aunque los tres ya han sido utilizados en posiciones alejadas de la línia de cal. Y es que un hecho siempre tiene, como mínimo, dos puntos de vista por lo que a causa y consecuencia se refiere. ¿Koeman no quiere jugar con extremos abiertos porque no tiene jugadores que actúen como tal, o no tiene esos jugadores porque no quiere jugar con extremos abiertos?