«Jugamos bien»

El humano es el único ser capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. El Barça parece que se haya adueñado de la piedra, la haya colocado en el pasillo de su casa y arrastre el pie adrede para caer cada vez que pasa. En los últimos quince días, los culés han tropezado dos veces con la ya conocida piedra europea, ante el Bayern y ayer a manos del Benfica. Y si se echa la vista atrás, encontramos los batacazos ya históricos ante el Bayern en Lisboa (el mismo escenario que ayer), el Liverpool en Anfield o la Roma en su feudo.

El Barça no ha aprendido la lección. Lo más preocupante de ayer es que el rival no es favorito para ganar la Champions, después del sorteo no era ni favorito para pasar de la fase de grupos, pero el conjunto blaugrana cayó con estrépito. Los blaugrana han adaptado el tópico “no hay rival pequeño” a su manera y es que, ya demasiadas veces, parece que el equipo pequeño sea el Barça.

Koeman explicó después del encuentro que el equipo había jugado bien y que el planteamiento era el correcto. Bien. Minuto 2 de partido, balón largo a la espalda de Eric Garcia, colocado como central derecho, Darwin Núñez desborda al catalán y pone el 1-0 por el palo corto de Ter Stegen. Después del gol, Eric pasó a la izquierda y Araújo fue el central derecho. El planteamiento inicial “correcto” de Ronald Koeman duró poco más de 120 segundos.

Minuto 30 de partido. Un Piqué superado comete una falta al límite de su segunda tarjeta amarilla, y Koeman decide no arriesgar y cambiarlo. Entra Gavi por el ‘3’ del Barça, y Frenkie De Jong se sitúa como central sin modificar el 5-3-2 (o 3-5-2, como lo quieran llamar) con el que salió el equipo al césped de Da Luz. Un cambio de posición difícil de entender, ya que las combinaciones entre Pedri y Frenkie eran lo más destacado del ataque culé. Y segunda modificación en el planteamiento inicial después de media hora de partido.

Luuk De Jong, el ‘9’ pedido por Ronald Koeman que llegó a última hora, tuvo las dos ocasiones más claras de la primera parte sin éxito en ninguna. De hecho, el Barça solo disparó entre los tres palos una vez en todo el partido, con un total de ocho chuts, cuatro menos que el Benfica. Aunque el fútbol no se basa solo en los números, el dato es significativo.

Los pupilos de Koeman siguieron sin encontrar el camino del gol en la segunda parte y, como viene siendo ya costumbre, reinaba el desorden sobre el césped. Jugadores fuera de posición constantemente, nula creación en ataque, intentos estériles de presión tras pérdida transformados en contragolpes del Benfica… Y así llegó lo que parecía inevitable, el 2-0. Y después, otro zarpazo en forma de penalti para colocar un sonrojante 3-0 en el marcador de Da Luz.

El Barça volvió de Lisboa como último clasificado de grupo, sin ningún punto ni gol a favor y con seis en contra en solo dos partidos. Koeman ha dejado claro que su equipo no puede competir contra los más grandes de Europa, y ayer se vio que tampoco contra rivales teóricamente más débiles como el Benfica. Por eso, parece que solo hay una solución para volver a competir: que el Barça ya no sea el equipo de Koeman.

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