La diferencia

El fútbol es un deporte jugado por dos equipos de once futbolistas. En este escenario, el equipo que consigue crear superioridades y marcar diferencias, es el que se lleva el triunfo y, por eso, los entrenadores y jugadores capaces de crear estas situaciones son siempre los más buscados. Durante los últimos años, el peso de la diferencia en el Barça caía sobre los hombros de Leo Messi y, ahora que ya no está, parece que su relevo en el 10, Ansu Fati, también es su relevo diferencial.

Ayer el Barça mostró mejoras respecto a los partidos anteriores al parón, aunque también destacó mucho sus carencias, sobre todo defensivas, que pudieron dejar un marcador desfavorable en el Camp Nou. Sin embargo, y contrario a lo sucedido en jornadas anteriores, los tres puntos quedaron en casa por el factor diferencial. Y es que la diferencia estuvo en el flanco izquierdo del ataque culé, con Gavi, Jordi Alba, Memphis y, por encima de todos, Ansu.

El extremo izquierdo, aún recuperando el tono físico y el ritmo de competición, fue capaz de dar la vuelta al gol inicial de Gayá con dos fogonazos. El primero, tras una buena pared con Memphis y colocar el balón en el ángulo inferior de la portería de Cillessen y, el segundo, provocando un penalti apareciendo por el eje del ataque culé, que acabó transformando Memphis. En 45 minutos, un Ansu aún lejos de su máximo nivel dio la vuelta al resultado ante el Valencia de Bordalás, un entrenador siempre muy incómodo para cualquier rival.

Es difícil llamar a la calma y la prudencia con Ansu, muy difícil. Después de 10 meses sin pisar un terreno de juego, toda la parroquia culé es muy consciente que tenía que readaptarse al ritmo competitivo. Fati, no obstante, marca en el día de su vuelta ante el Levante y remonta un partido contra el Valencia en la primera titularidad. Koeman decidió darle descanso tras la hora de partido, un descanso igualmente merecido que necesario para afrontar todo lo que se viene.

El Barça sin Ansu perdió ese factor diferencial y, casualidad o no, también perdió el balón. El Valencia salió a por el partido en la segunda mitad y estuvo cerca de empatarlo en dos ocasiones, un disparo de Soler que se estrelló en el palo y otro tiro de Guedes que detuvo Ter Stegen. Las dos oportunidades fueron calcadas, con problemas para el Barça en el seguimiento individual de los atacantes valencianistas, problemas que arrastra desde hace ya semanas (como ante el Benfica o el Atlético). 

Al final, una internada de un buen Dest como extremo sirvió el gol de la tranquilidad en bandeja a Coutinho en su estreno anotador este curso. El brasileño colocó el 3-1 y lo celebró con rabia, consciente de no pasar el mejor momento de su carrera deportiva. Partidos como el de ayer pueden ser intrascendentes al final de curso o, por el contrario, significar un punto de inflexión para los próximos meses. El Barça ayer ganó, aún sin convencer en cuanto a juego, pero consiguió marcar las diferencias con su arma de siempre con distinto portador: el número 10.

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