Xavi Hernández vivirá su Clásico número 43, aunque será el primero que vivirá como primer entrenador del club de su vida. Como jugador, el de Terrassa ha podido vivir enfrentamientos contra el Real Madrid de todos los colores: desde una presupuesta inferioridad previa al partido, hasta llegar al partido con el convencimiento no solo de que el Barça ganaría, sino de que se exhibiría, como en el 2-6 o en el 5-0, en el que el equipo blaugrana, guiado por Xavi en el campo, arrasó a los blancos. En esta ocasión, son los madridistas los que llegan con la vitola de favoritos.
Este hecho no es arbitrario, sino que se basa en el rendimiento de ambos equipos a lo largo de la temporada. Si bien es cierto que el equipo de Xavi ha mejorado desde su llegada a la caseta, el equipo sigue teniendo muchas parcelas en las que aún debe trabajar. En un partido de estas características, el dominio de las áreas se antoja vital, y es ahí donde más falla el equipo culé: continúa teniendo un grave problema de colmillo atacante (que se espera se solucione en parte con la llegada de Ferran y la recuperación de Ansu Fati) y, en el área propia, aunque Ter Stegen empieza a mostrar una ligera recuperación, la defensa sigue mostrando una endeblez preocupante cuando toca enfrentarse a un equipo que si tiene una característica es que Benzema y Vinícius (en área contraria) y el triángulo Alaba, Militao y Courtois (en área propia) se alternan para ser determinantes a la hora de resolver los partidos.
Sin embargo, pese a que las tendencias son muy diferentes y que el favoritismo se ha atribuido al Real Madrid, esto no deja de ser fútbol, un precioso deporte en el que el equipo considerado peor puede ganar al rival, más aún a un partido disputado en campo neutral.
ESTADI JOHAN 