Escrito por Pablo Carretero Gómez | Tw: @Carretero__ en la web de Estadi Johan.
Nunca el relato fue tan moldeable y volátil como en Twitter. Hasta tu cuñado soltando comentarios de barra de bar se acopla más y mejor a la realidad. En la red social del pajarito, lo que considerabas negro y se ha convertido en blanco seguirá siendo negro mientras alguien silbe lo mismo que tú. Realmente sabes que ahora es blanco, pero el ejercicio mental realizado para no cambiar el relato que tú mismo desvirtuaste es digno de análisis. Los admiro por hacer algo que jamás podría y me compadezco porque ellos no pueden disfrutar de una de las cosas que más me reconfortan: cambiar de opinión.
Al ser humano le impacta cualquier cambio. A unos más y a otros menos, pero en un principio todos nos mostramos reticentes ante una nueva realidad. Nos horrorizan porque siempre implican perder cosas que nos duele deshacernos de ellas. A cambio ganamos otras que quizás nunca hayamos experimentado o, si lo hemos hecho, guardamos tan buen recuerdo que nuestro cerebro tiende a pensar aquello de «segundas oportunidades nunca fueron buenas». Hace 8 meses, Eric Garcia Martret cambió. Manchester por Barcelona, Pep Guardiola por Ronald Koeman y un equipo ganador por uno que llevaba años sin encontrar el rumbo. Puede dar la sensación que donde salió ganando el futbolista catalán fue al cambiar la gris Manchester por la ciudad condal, pero a veces el componente sentimental escapa del entendimiento racional.
Cuando el 90% de los delanteros a los que te enfrentas son más rápidos y fuertes solo te queda leer la jugada antes de que suceda y anticipar. Si fallas no habrá vuelta atrás. Recuperar metros no será una opción. Eric se somete en cada acción defensiva a algo así como anticipar o morir.
Eric no regresaba al Barça, lo hacía a su casa. Ese hogar en el que pasó 9 años de su vida y en el que fue tan feliz como dominador. El estirón le llegó tan pronto que, en su adaptación a la élite, ha tenido que reaprender a defender. El de Martorell vio como esa superioridad física de la que gozaba en categorías inferiores iba disminuyendo, y tuvo que potenciar otras aptitudes para no quedarse atrás. Cuando el 90% de los delanteros a los que te enfrentas son más rápidos y fuertes solo te queda leer la jugada antes de que suceda y anticipar. Si fallas no habrá vuelta atrás. Recuperar metros no será una opción. Eric se somete en cada acción defensiva a algo así como anticipar o morir.
Esta temporada su mejoría en ese aspecto ha sido notable. Tras dos partidos en los que se vio ampliamente superado por Darwin Núñez e Iñaki Williams (en ambos encuentros terminó expulsado), al canterano le tocó bailar con la más fea: Kylian Mbappé. Lejos del ridículo que muchos esperaban, Garcia derrochó lectura, inteligencia y personalidad para hacer frente a uno de los mejores jugadores del mundo. Aquella final de la UEFA Nations League marcó un antes y un después en su figura.
No hay mejor forma de alejar a los tuyos del área que erigiéndote como el primer generador de ventajas y el futbolista capaz de llevar al equipo al último tercio. Con el joven central sobre el campo, el Barça se asegura defender menos y mejor. Defender saben muchos, hacerlo con balón solo unos pocos privilegiados.
Vagando por Twitter, esa red social donde los puntos intermedios caen a un agujero negro, a veces me encuentro la siguiente frase en relación a la figura del catalán: «Es que un central tiene que dedicarse a defender». Y no pudiendo estar más de acuerdo, creo que se tiene un concepto bastante erróneo de ‘defender’. Quizás soy el único, pero para mí defender no es más que alejar a tu equipo del área propia. Entendiéndolo así y siendo consciente de que tiene un gran margen de mejora, Eric me parece un gran defensor. No hay mejor forma de alejar a los tuyos del área que erigiéndote como el primer generador de ventajas y el futbolista capaz de llevar al equipo al último tercio. Con el joven central sobre el campo, el Barça se asegura defender menos y mejor. Defender saben muchos, hacerlo con balón solo unos pocos privilegiados.
Vamos con algún dato que muestre la relevancia de Eric en este Barça.

Contando a los tres centrales más habituales en la presente temporada, Eric es el que mejor se desenvuelve con balón con amplia diferencia respecto al segundo. El catalán consigue asomarse entre los futbolistas de Manchester City y Bayern, dos de los equipos que más responsabilizan a sus defensores de la salida de balón. Para que nos hagamos una idea, Eric consigue llevar, a través de sus pases, al último tercio del campo al Barça más veces que Alexander-Arnold, Rúben Dias o Thiago Silva.

No hay duda que Eric se siente más cómodo con el balón en los pies, pero sin él y al contrario que a principios de temporada, ha mejorado bastante. En sus primeras titularidades se le vio con miedo a salir de zona, y cuando lo hacía el ‘timing’ era bastante mejorable. Cometía demasiadas faltas por dudas que ahora parecen disipadas. Antes de lesionarse, el canterano estaba viviendo el mejor momento de su carrera. Tan pulcro como acostumbra con balón y con una lectura y anticipación difícilmente mejorables. Consciente de sus virtudes y de los defectos del equipo, no temía salir de zona pero tampoco cometía riesgos innecesarios.
El de Martorell es un central sobre el que construir y debe ser importante a presente y futuro. Cuando la pelota está en su poder tiene facilidad para conducir, dividir presiones y soltar en el momento justo. Identificar y encontrar al hombre libre es uno de los conceptos más repetidos por Xavi en las ruedas de prensa, y con Eric como primer pasador todo es más sencillo. La simple presencia del jugador catalán hace que Busquets no tenga que abandonar su zona y ubicarse entre centrales, los interiores no pierdan altura y la última línea se active, ya que reconocen en Eric al único futbolista que permite al equipo mirar lejos en salida de balón. Todo fluye más y mejor desde el principio si está sobre el césped. Todo es más sencillo con Eric.