Segundas partes siempre fueron buenas

El FC Barcelona Femení golea al Sevilla por 5-1 en la 28ª jornada de la primera iberdrola

El FC Barcelona ganó el encuentro en los segundos 45 minutos | Imagen de Twittet del FC Barcelona Femení (@fcbfemeni)

«Segundas partes siempre fueron buenas» es una afirmación que no se cree nadie. Y es que habitualmente responde a un esfuerzo del director cinematográfico, la productora y quien quiera que pueda llenarse los bolsillos, de estirar más un chicle al que le falta sabor. El resultado suele ser el de un espectador visiblemente molesto al término de la película, que lanza el cuenco de las palomitas tamaño grande y el refresco de igual medida al cubo de la basura mientras frunce el ceño y lamenta haber pagado el dineral que vale la entrada.

Lo que ocurre es que la calidad de este equipo, por mucho que juegue de cine, se puede disfrutar lejos de las pantallas. Habitualmente a un módico precio, desde una de las butacas del Estadi Johann Cruyff se puede echar la tarde animando y coreando el nombre de las jugadoras de un conjunto, no solo capaces de hacer historia de forma sistemática, sino de cargarse las frases hechas. Porque la segunda mitad que disputó el cuadro de Jonatan Giráldez sí que fue buena, como viene siendo habitual en los últimos encuentros ligueros.

El Barça, a pesar de líder indiscutible e incontestable, viene cargando una rémora en los últimos duelos de Primera Iberdrola. Los tres últimos choques en los que el equipo femenino encajó un gol, se puso por detrás en el marcador y le tocó jugar a contracorriente. Hoy, de nuevo, hubo que remar para darle la vuelta al electrónico después de que Payne estrenase el casillero andaluz alrededor del minuto 40 de la primera mitad. Fue un partido con ciertos símiles al que se disputó semanas atrás frente al Villarreal. Y que también acabó – spoiler – en goleada para las blaugranas.

Una primera mitad en la que un equipo cargado de rotaciones fue de más a menos. Con un mediocampo curioso formado por Engen en el pivote y Pina y Melanie en los interiores, el juego del Barça fue algo más denso, aquejado también por la eficiencia del Sevilla en zonas periféricas a su área. Sin embargo, la de Montaca i Reixach si que testeó la meta de Sullastres. Pina, en primera instancia, sacó un disparo fortísimo que la guardameta atinó a despejar. Minutos más tarde fue el poste lo que impidió que se moviese el resultado.

No obstante, la primera parte fue aquello que pasó entre error y error de Oshoala y su constante acomodo entre la guardameta y la última defensora hispalense. Y como es lógico, allí estaba la linier como un resorte para levantar el banderín y declarar la posición antirreglamentaria. Muy atenta la jueza de línea para detectar las infracciones de Asisat; no tanto para darse cuenta de que Echevarri le dejó un recuerdo en forma de codo a la altura de la boca del estómago. La nigeriana culé perdió los nervios y amarilla que te crio.

A pesar de que las catalanas amasaban avariciosamente el balón, fue el Sevilla quién causó daño en una de sus pocas llegadas. Payne erró en primera instancia. En segunda, se marchó de Pereira con velocidad y le sacó suficiente ventaja como para definir cruzado ante Gemma. Poco pudo hacer la inquilina culé que hoy se alojaba bajo los postes, en detrimento de Paños. Y, con ese guion se alcanzaban los tres primeros cuartos de hora.

A eso de las seis de la tarde arrancaba la segunda mitad. Si por el Sevilla fuese, ya no se hubiesen disputado esos segundos cuarenta y cinco minutos. Vencer por 0-1 hubiese sido el broche de oro a la Feria de Abril. Pero no podía ser. Había que saltar al ruedo después de escuchar la charla de Cristian Toro. La de detalles tácticos que debieron salir en ese periodo de tiempo para frenar al Barça serían infinitos. Una estrategia hilvanada para achicar todo el agua posible que iba a traer la tormenta culé. Pero al Sevilla le duró el paraguas quince minutos.

Tan frágiles eran las esperanzas hispalenses que tras encajar el primero – Toro en propia meta – llegó el segundo en dos minutos. Y, a partir de ahí, se desató el vendaval culé. Porque los partidos en el Johann Cruyff duran poco más de noventa minutos – contando el descuento – pero a las rivales se les hacen eternos. Y sostener un resultado favorable durante el tiempo reglamentario es algo que, por ahora, no ha hecho nunca ningún equipo. El Estadi Johann Cruyff sigue siendo territorio inconquistable. Sobre el verde manda el Barça y por ahora no hay conjunto que pueda alzar la voz y dar un golpe sobre la hierba. De hecho, no se recuerda a nadie que haya estado cerca de lograr semejante hazaña.

El Sevilla lo intentó, olió la sangre y clavó el diente. Y entonces despertó a la bestia. Nada novedoso. Nada que no se haya escrito antes. El Barça sigue, pues, con paso firme hacia su liga perfecta. Ese es el aliciente que les queda ahora en la competición doméstica. Tras certificar su pase a la gran final de la Women’s Champions League, es cierto que el conjunto culé pudo salir algo despistado o incluso carente de motivación. Nadie se quiere perder la gran cita y a la Primera Iberdrola le quedan dos telediarios. De ahí las rotaciones y el juego espeso en los primeros compases.

Sea como sea, el Barça vuelve a ganar tras perder frente al Wolfsburgo. No es que al equipo le faltase confianza, ni mucho menos, pero siempre es bueno reponerse de un resbalón y comprobar que no hay esguince de tobillo ni nada por el estilo. Oshoala empató a goles con Geyse en la tabla de máximas anotadoras del campeonato. Alexia, tras una buena combinación finalizó con la derecha un mano a mano ante Sullastres. Suma 18, la reina culé. Mariona se reencontró con el gol tras la lesión y si la balear sonríe, el escudo brilla un poco más. Por último, Jenni cerró la goleada y está por ver si también su renovación.

Dos jornadas para decir adiós a otra gran temporada. Un desahuciado Rayo espera en Vallecas a la escuadra culé el próximo fin de semana y las de Jonatan Giráldez completarán el calendario en casa, frente a un Atlético de Madrid que se está jugando entrar en competiciones europeas. Morbo en el último partido de liga, que será una fiesta y que servirá de preludio a la cita más importante del año. Aunque, para eso, todavía queda un trecho.

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