Lewandowski para culminar la delantera de Los Vengadores

Si por algo se caracteriza el fútbol es por su espíritu cambiante. Lo que un día es gloria, al siguiente puede ser infierno. En el Barça, lo que en 2015 fue el no va más, en 2020 llegó a ser la planta más baja del sótano de su fracaso. Ambos extremos con el mismo grupo de jugadores. 6 elegidos como Messi, Suárez, Busquets, Piqué, Rakitic y Alba iban quedando cada vez más expuestos ante sus debilidades, hasta el punto de no alcanzarles para competir en Europa. En cuestión de poco tiempo pasaron de ser personajes de una pandilla de superhéroes de ciencia ficción a parecerse al meme andante de Torrente. Cada derrota europea era una losa irreversible que contagiaba a un barcelonismo decadente. Y se tocó fondo en Lisboa contra un Bayern de Múnich comandado por Lewandowski.

En ese fatídico día saltó a la vista el duelo entre delanteros generacionales, contemporáneos el uno del otro. Pese a que marcaron los dos, parecía que jugaban deportes diferentes. Robert, rodeado de auténticos atletas, destapaba todas las vergüenzas del Barça sin apenas lucir gotas de sudor en su rostro. Luis, impotente por no poder ni imponerse a campo abierto, mostraba dificultades para respirar y mantener los esfuerzos físicos. El contraste era sonrojante a la vez que insostenible para el club blaugrana. Y a partir de ahí empezó la reconstrucción de un equipo mundano y mediocre que debía renacer a partir de la voracidad de sus atacantes.

Como el profeta que peregrina sumando adeptos a su religión, el Barça ha ido incorporando recientemente nuevas piezas al proyecto, siempre con el denominador común de vitalidad, energía y profundidad: Ansu Fati resucitó de su letargo de lesiones, Dembélé firmó su continuidad, llegaron Ferran Torres y Aubameyang en invierno y Raphinha y Lewandowski en verano. Un cartel que, como Thor, Viuda Negra, Capitán América, Iron Man, Ojo de Halcón y Hulk, se juntaba para cumplir una misión, en este caso devolver al Barça al lugar donde merece su historia.

Este arsenal ofensivo, compuesto por seis atacantes internacionales con sus selecciones, atesora todas las facetas necesarias para que un equipo aspire a todo. Por izquierda aparecen Ferran Torres y Ansu Fati, los más jóvenes, que aportan una vitalidad crucial para regenerar el espíritu y el hambre de goles. Además, pese a ser los más noveles, son los que mejor entienden el juego ofensivo y se mueven con fluidez sobre el césped en pos del beneficio conjunto. Ansu como una víbora de espacios centrales y Ferran como facilitador de oportunidades ofensivas. No en vano, los dos comparten nacionalidad española, cosa que también ayuda a fusionar un Barça plagado de jugadores nacionales.

Por el otro lado, Raphinha y Dembélé llegan en edad madura, óptima para explotar y con mucha trayectoria por delante. Eso sí, son los más exóticos. Mientras que Raphinha confirma todos los tópicos de jugador extravagante de pura samba, con sonrisa de oreja a oreja y un golpeo de balón excepcional, Dembélé continúa siendo un perfil único en lo suyo: el más regateador, más imprevisible y más irregular.

La pareja de delanteros veteranos la establecen Aubameyang y Lewandowski. La dupla que ya jugó junta en el Borussia Dortmund en la temporada 2013-14, pese a que tendrán 33 y 34 años este curso, no tiene nada que ver con el bloque destartalado y quemado que conforman los cuatro capitanes (Busquets, Piqué, Alba y Sergi Roberto). Los dos delanteros no solo mantienen su olfato goleador, sino que les acreditan unas cifras en competiciones europeas al alcance de muy pocas carreras futbolísticas (39 y 86 goles respectivamente). Mientras que el conjunto culé marcó dos dianas en la Champions pasada, tan solo Lewandowski hizo 13.

El universo de posibilidades del Barça se expande inmensamente con el polaco, que también atesora una puntualidad para el gol fuera de lo normal. En la temporada 2021-22, Lewandowski marcó 57 goles repartidos en 37 partidos distintos entre club y selección. De estos encuentros en los que marcó, en 24 ocasiones él hizo el primer gol de su equipo, es decir un 65% de las veces que marcó gol fue para abrir la lata de su equipo. Un sinsentido. 

El Barça quedó huérfano de dignidad en Lisboa, encajando un dolorosísimo 2-8. Unos meses más tarde quedó huérfano de prestigio cayendo relegado a la Europa League en el intento del milagro de Múnich. En ambos partidos Lewandowski estuvo presente y vio, de primera mano, que necesitaban a un tipo como él para resurgir. Así pues, después de reclutar un ejército de justicieros en el ataque blaugrana, por fin ha llegado el comandante general. Ha llegado Robert Lewandowski para culminar la delantera de Los Vengadores.

Foto: Twitter

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