El FC Barcelona debuta en LaLiga con un frío empate por 0-0 contra el Rayo Vallecano marcado por el ‘quiero pero no puedo’
Este verano ha sido hasta ahora una fiesta constante para el FC Barcelona. Fichajes, palancas para deshacer la maldita herencia recibida, buenas sensaciones sobre el césped… Algún susto había tenido, como por ejemplo tener que activar una de las famosas palancas para poder inscribir cuatro de las incorporaciones para el primer encuentro de LaLiga. Pero una virtud que tiene el presidente del Barcelona Joan Laporta es su capacidad para transmitir felicidad. Creer que puedes con todo. Sin embargo, todos estos factores han generado en el club blaugrana una resaca que ha acabado con un empate sin goles contra el Rayo Vallecano en el debut liguero.
El FC Barcelona había sido hasta ahora el rey de la noche y del tardeo. Buenos resultados en la gira estadounidense y un trofeo Joan Gamper ante un Pumas muy inferior a su nivel. El club blaugrana llegaba a su primer examen confiado, creyendo que había estudiado lo suficiente a sabiendas de que volver a la rutina tras las vacaciones siempre es más difícil. Pero delante no tenía un papel cualquiera: tenía al Rayo de Andoni Iraola. Aplicar el reduccionismo de la ‘intensidad’ sería más sencillo, pero el técnico vasco llegó al Spotify Camp Nou mostrando que no tenía pensado cambiar lo que mostró durante la pasada temporada. Su equipo es uno trabajado e inteligente en lo táctico desde el conocimiento de sus fortalezas y sus debilidades.
Una vez sonó el pitido inicial, el FC Barcelona mostró que se le juntó todo: la dificultad que suponía estar delante de un rival trabajado, su poca iluminación a nivel individual y una inefectividad poco deseada desde el protagonismo. El Rayo Vallecano dificultó mucho durante la primera media hora la salida de balón del Barcelona. Los culés se encontraban mucho más directamente con Ronald Araújo y Jordi Alba en los laterales que no con Pedri y Gavi desde la posición de interior. Que Robert Lewandowski marcara un gol anulado por fuera de juego en el minuto 11 suponía un espejismo. Los blaugranas no se desenvolvían como querían en el bloque alto del Rayo y Lewandowski, a sabiendas que llega con el peso de ser un héroe a sus espaldas, intentaba bajar para descolocar a los centrales. Apoyar en todo lo posible en aquello donde el Barça a priori debe destacar.
El Barcelona no podía ir a presionar demasiado post-pérdida cuando el Rayo Vallecano se deshacía del balón en situaciones donde no veía clara la posibilidad de una posesión larga. Muestra de lo ‘raro’ que estaba el Barça eran Pedri, Raphinha y Ter Stegen. El canario porque no llegaba a recibir tanto el balón como un jugón de su calidad desearía. El brasileño estuvo cargado de fallos impropios durante la pretemporada. En cambio, el guardameta destacó por su determinación: actuando rápido para evitar que el descanso se acabara con un 0-1 en contra. Posteriormente el alemán contó con más trabajo que solucionó con efectividad, algo que generó al culé la pregunta de si realmente estaba ante un posible resurgir.
La segunda mitad empezó con un ritmo rocambolesco, con Andreas Christensen salvando un posible gol de Sergio Camello y con Lewandowski teniendo ocasiones. Precisamente el central danés y Eric García fueron dos jugadores valientes en la salida de balón, realizando aquellos movimientos que anteriormente sólo se le atribuían a Gerard Piqué. El FC Barcelona estaba encabezonado en atacar por fuera y Xavi Hernández decidió mover la ficha. Sergi Roberto, Frenkie De Jong y Ansu Fati entraron en el minuto 60, donde el partido cambió.
De Jong, cuya situación habla por sí sola, se creció en un encuentro marcado por la desesperación. El holandés era el sinónimo de la verticalidad que buscaba el FC Barcelona de Xavi, especialmente cuando buscaba tanto a los extremos. Lo cierto es que el Barça tuvo ocasiones, pero Stole Dimitrievski tuvo buenas intervenciones en la portería vallecana. Los silbidos del Spotify Camp Nou hacia él por tomarse su tiempo para sacar silenciaron que estaba siendo un factor determinante en el resultado del Rayo. Posteriormente entraron Franck Kessié y Pierre-Emerick Aubameyang para ver si podían agitar el partido a su favor. Kessié lo consiguió sin éxito, pues su gol en el minuto 88 fue anulado por fuera de juego. Precisamente gracias al fuera de juego el Barcelona evitó un disgusto de última hora después de que el gol de Radamel Falcao fuera anulado. No sin antes haber tenido otra ocasión de la mano de Salvi Sánchez.
El Barça se encontraba en las nubes y el Rayo Vallecano le ha bajado los pies a la tierra. Prueba de ello es cómo Sergio Busquets, que tuvo un partido para olvidar, se autoexpulsó tras realizar un codazo en el tiempo de descuento. Por mucho que tenga motivos para estar feliz y ser optimista, el pescado no está ni mucho menos vendido. El debut en LaLiga deja una sensación de frialdad, pero también puede servir a modo de aprendizaje. El Barcelona puede usar ese mismo mensaje que le envió el Rayo para usarlo a su favor. El hecho de ser el primer partido liguero deja a los culés con el margen de haber sufrido una jornada resacosa. Ahora su reto es evitar que se alargue más de lo necesario o se convierta en rutina. No llegar al punto en el que maldigan todos esos tardeos y noches de verano de 2022.