El delantero polaco y Ter Stegen se han vuelto a desmarcar como las claves blaugranas en el 0-1 del FC Barcelona al RCD Mallorca
Crónica de Joan Cebrián (@Motijoan)
Es otoño y los días de calor llegan a su fin, pero en la Antigua Fábrica de Estrella Damm hace un tiempo agradable. Este sábado allí, con el periodista de Panenka Marcel Beltrán como director de la orquesta, se han reunido Francisco Cabezas, Laia Bonals y Ramón Besa, periodistas de El Mundo, el Diari ARA y El País respectivamente, para hablar sobre las crónicas deportivas. Cabezas y Besa han confesado que Leo Messi provocó que durante más de una década ambos contaran con un recurso ‘seguro’ para las crónicas: girar el relato alrededor de sus genialidades. Pero con Messi en París, ahora el FC Barcelona de Xavi Hernández se permite el mismo lujo con Robert Lewandowski. Porque un gol suyo ha sido la balanza que ha decantado el enfrentamiento ante el RCD Mallorca con un 0-1.
La visita del Barcelona al Visit Mallorca Estadi suponía una de aquellas armas de doble filo. A la vista, un rival presumiblemente asequible sobre el papel, no sin dejar de reconocer su buen arranque. Pero por la otra parte, el partido llegaba marcado por el parón de selecciones. El Barça volvió a las andadas con cuatro jugadores en la lista de lesionados, por lo que Xavi se vio obligado a cambiar las fichas. Jugó con fuego al apostar por Alejandro Baldé como lateral derecho y, para cierto sector culé, emocionalmente con el retorno de Jordi Alba y Gerard Piqué a la titularidad. Todo eso quedaba en un segundo plano teniendo en cuenta el trabajo que tenía por delante: solventar un partido que, en los dos últimos años, muchos blaugranas habrían dado por perdido.
El enfrentamiento estuvo igualado de inicio a fin. Ambos equipos tenían las ideas claras en mente, como cuando alguien está inspirado delante de un folio en blanco, pero al Mallorca le salían con más facilidad que al FC Barcelona. Los mallorquines se plantaron con un bloque bajo e hicieron imposible que los blaugranas generaran tanto peligro como les hubiera gustado. Con un Franck Kessié perdido sin balón, el Barcelona tuvo muchas dificultades para ser efectivo en los tres cuartos de campo. Mucha insistencia por los carriles laterales, como es lógico, pero pocos frutos en relación a los esperados.
Sin embargo, Robert Lewandowski decidió que el partido acabaría a favor del FC Barcelona. Porque es su trabajo y porque el orgullo le iba con ello. Teniendo a Ansu Fati como cómplice y aprendiz, todo fue fácil. Poco espacio le cedió el RCD Mallorca, pero para ambos fue suficiente. Lewandowski se despegó de su posición de nueve para caer en banda izquierda mientras Ansu ganaba todo el tiempo necesario. El extremo esperó y fintó a Pablo Maffeo para dársela al delantero polaco, que no perdonó. Dentro del área recortó para dejar plantado a Martin Valjent, chutar a la perfección para superar a Marko Rajković y disfrutar de otra de sus genialidades. Como el que lee una frase demoledora que ha salido de su puño y letra.
La enésima facilidad que significaba el gol de Lewandowski no implicó que la situación mejorara radicalmente para el Barcelona. El Mallorca se quedó a las puertas de conseguir un premio por atacar tanto la banda de Jordi Alba, el jugador más apagado de la noche. Maffeo le superó para servir un centro a Jaume Costa, que por mucho que llegara desde la segunda línea, no sorprendió a Marc-André Ter Stegen. Ver al alemán tan seguro de sí mismo en la actualidad resume la relación del FC Barcelona con su fútbol, es decir, los altibajos pasados durante los últimos tiempos. No ayudó que Piqué y Andreas Christensen, que desde el silencio acumula actuaciones como mínimo notables, se plantaran con una tarjeta amarilla por cabeza en dos minutos. Mucho menos cuando Son Moix se convirtió en una olla a presión tras una trifulca que en los banquillos acabó con la expulsión de Óscar Hernández, segundo entrenador del Barça.
El Mallorca volvió a insistir en la segunda parte: remates de Antonio Sánchez en los primeros minutos e intentos de Vedat Muriqui y Dani Rodríguez al filo del final del encuentro. Cuando balones como el de Muriqui no acababan dirección portería, Ter Stegen siempre se mostraba como respuesta. El alemán reivindicó la nueva determinación del Barcelona en ambas áreas a la vez que Xavi intentaba dar más oxígeno en el centro del campo con la entrada de Pedri por Kessié. El partido de Gavi fue fenomenal, rompiendo líneas a base de controles orientados, pero la poca virtuosidad del partido no era la mejor acompañante su excelente rendimiento.
Actualmente el Barcelona cuenta con Lewandowski como recurso ‘seguro’ para sus crónicas. También con Ter Stegen, aunque no lo quiere decir muy alto por si vuelven los fantasmas del pasado. El Barça se ha impuesto en un partido ante el RCD Mallorca cuya certeza del resultado no habría sido la misma en un pasado no tan lejano. Sin embargo, son este tipo de encuentros los que moldean al equipo de cara a su objetivo a largo plazo: como afirma Bonals con el primer equipo femenino, ser una máquina de ganar predecible. Tener que encontrar sus historias en los detalles tras desprender el aura de que, en un momento dado, la superioridad se traducirá en goles.