El FC Barcelona se mantiene con la vida justa para acceder a los octavos de final de la UEFA Champions League después de empatar por 3-3 ante el Inter de Milán
El Spotify Camp Nou se había preparado. La masa social blaugrana sabía que se trataba de una final indeseada para el club. Los más de 92.000 culés que abarrotaron el estadio reflejaban que era una noche importante: una vez más, todo o nada contra el Inter de Milán. Existía la ilusión de que no volviera a suceder como en las semifinales de la UEFA Champions League de 2010, donde la superioridad no se tradujo en un pase para la gran final. Sin embargo, en esta ocasión el destino fue mucho más cruel con el FC Barcelona. El Inter marcha de Barcelona con un empate por 3-3 en el que le ha dado a los culés nuevas postales que recuerdan al pasado.
El Inter de Milán hizo del templo blaugrana una librería temporalmente. El FC Barcelona no había empezado técnitamente tan bien como habría querido. Con mucho ímpetu, pero con poca precisión, fruto del nerviosismo. En una falta lejana Hakan Çalhanoğlu envió con precisión un balón a Edin Džeko que acabó en el larguero. El primer aviso no fue en vano, el Barça sabía que durante el partido iba a recibir golpes. A diferencia de otros años, en esta ocasión los culés supieron mantener la guardia. Como los boxeadores, recibieron avisos dentro del ring, pero esperaron el momento exacto para desatar un sorprendente gancho.
Ni Ousmane Dembélé ni Raphinha estaban teniendo el mejor de sus partidos. Ambos se encontraban erráticos con su toma de decisiones, pero su competitividad fue la que le dio un impulso al FC Barcelona. El extremo brasileño peleó un balón que parecía imposible de conseguir y vio a un inteligente Sergi Roberto, que centró a Dembélé para que abriera la lata y desatara la euforia culé. A partir de ahí el Barcelona se creció a la vez que intentó apretar más. No regateaba al Inter en bloque bajo porque estaba lógicamente obsesionado en probar a André Onana.
Las sensaciones con las que el FC Barcelona se despidió de la primera parte no fueron malas. Quizá Sergio Busquets se encontrara desprotegido con los interiores más adelantados o los extremos no estuvieran tan acertados, pero el ejercicio de resurrección estaba en pleno hacer. Sin embargo, un error de Gerard Piqué cambió radicalmente el partido y le sentenció de cara a las grandes noches europeas. El recuerdo de otras tragedias como la de Roma o Liverpool volvió a aparecer. La postal, en este caso, diferente. Piqué, ante su público, pidió calma por un centro de Alessandro Bastoni, pero no contó que en su espalda se encontrara Nicolò Barella. El italiano golpeó con calidad ante la mirada incrédula de Gavi. El canterano había jugado por él y sus compañeros tanto en ataque como en defensa, pero en el momento del empate no pudo llegar a tiempo para evitarlo.
El gran partido de Eric García y el contraste con el impropio error de Piqué suponían una analogía de cuál es una de las situaciones del FC Barcelona. Marc-André Ter Stegen volvió a ser determinante, escribiendo día a día su redención tras dos años estancado. El partido se rompió y el Barça se perdió al no tener ni presión alta ni el balón en el campo del Inter. Busquets representó otra postal del pasado con otro impropio error para él: un pase sencillo no funcionó como quería acabó en Çalhanoğlu, que centró a Džeko. Ante García en el cuerpo a cuerpo, el bosnio se las ingenió para volver a poner al Inter por delante.
Con el 1-2 los ánimos en el Spotify Camp Nou decayeron. La afición seguía apretando para animar al equipo, especialmente cuando morir en su propio hogar en el camino hacia los octavos podía ser duro. Por las formas, el fracaso que supondría para las famosas ‘palancas’ y la impotencia de estar a medio camino para deshacerse de los dramas del pasado. En medio de la anarquía Robert Lewandowski se vistió de héroe tras aprovechar un disparo repelido para superar a Onana. Robin Gosens puso el 2-3 a un minuto del final, pero Lewandowski usó el descuento para enviar un cabeceo al fondo de la portería italiana. El polaco, acosado en el marcaje individual del Inter, respondió en cuanto el Barça pudo conectar decentemente con él.
Los dos goles de Lewandowski en el tramo más caótico del partido han evitado una sentencia de muerte del FC Barcelona en su propio hogar. El Barcelona se podría haber topado con un nuevo drama europeo que habría hecho tambalear todos los estamentos del club después de las medidas extraordinarias por las que optó la entidad este verano. El amargor habría sido extremo por las nuevas imágenes, con formas y protagonistas similares a las de los momentos tristes del pasado. Pero el Barça, a diferencia de otros tiempos, tiene argumentos a los que aferrarse. Ahora su misión está en que el peso del trauma no los haga volar.