El FC Barcelona Femení se impuso por 2 a 1 a un Levante que logró que las azulgranas acabasen el encuentro pidiendo la hora.
Llega Halloween. También la Castanyada. Era bastante evidente que sacásemos una de esas fechas a relucir para soltar una metáfora que en nuestra cabeza suena espectacular y también en la de todos aquellos periodistas que han pensado lo mismo. Nosotros nos vamos a decantar por la festividad del terror, pues no se nos ocurre cómo podríamos comparar al equipo de Jonatan Giráldez con panellets, castañas, boniatos y una señora mayor con caperuza que va repartiendo alegría entre las criaturas.
El caso es que en los prolegómenos de Halloween, el Barça vivió en carnes propias lo que puede llegar a ser el miedo. Pero no un terror real, como el que puedes sentir cuando te llaman de Hacienda, más bien como el que uno percibe cuando ve una película de dicho género. Por lo menos, así fueron los últimos diez minutos en el Estadi Johan Cruyff. El Levante logró algo inaudito y es que se hizo con el control del esférico y, sin este, el Barça comenzó a verse superado. Las futbolistas parecían haber entrado en uno de esas casas del terror en las que no te queda más remedio que seguir avanzando entre decoraciones tenebrosas y sustos.
Porque, precisamente, eso fue lo que armó el Levante. Sustos que disparan en mayor o menor medida la tensión arterial, pero sin llegar a hacer sangre. Por ello, tras el pitido final de la colegiada, las futbolistas blaugranas se abrazaron entre ellas, como pensando «Menos mal que se ha acabado ya». Y, por el contrario, el Levante se marchó al vestuario con la sensación de que si el partido dura diez minutos más, el gato negro se lo llevan al agua. Pero, al final calabazas.
Y es que no recuerdo un duelo del Barça con tan pocas ocasiones claras en mucho tiempo. Poco después de los diez primeros minutos, la calavera de Engen hacía crujir la meta defendida por María. El tanto de la noruega llegaba en uno de los primeros acercamientos del Barça. Y, a partir de ahí, mucha competencia en medio campo. Conatos de ataque para unas y otras, pero con precisión muy escasa en el último pase. Entre tanto embrollo apareció la clarividencia de la más lista de la clase. Bruja sin caldero ni varita, pero con hechizos variopintos que no hacen más que seguir conquistando a la parroquia blaugrana. ¿Truco o trato, Aitana? Truco. Dibujó el sortilegio en la corona del área y, tras sortear todo obstáculo que pudiese aparecer, culminó el aojo. María tocó el balón, pero este se le escurrió de las manos, abrazándose a la red lentamente y aumentando el sufrimiento granota.
La tranquilidad le duró al Barça poco más de dos minutos. El gol de Alba Redondo descolocó a las locales, desacostumbradas a que le repliquen. Y, en la segunda mitad vieron como igual, esa imbatibilidad en el Estadi Johan podía venirse abajo. Pero nada más lejos de la realidad. El Levante no pasó de asustar y por momentos dio la sensación que tampoco se creían su papel de dar la sorpresa lejos de Buñol. Un latigazo de Leire Baños bastante lejos de los dominios de Gemma, un tiro de Andonova al centro de la portería y un disparo desde el lateral al cuerpo de la guardameta del Barça. Pero qué agobio, tú.
Sufrir no es para todo el mundo y en muy pocas ocasiones se ha exigido desde la grada que se silbe el final del partido. Habitualmente, los tres pitidos suelen llevar consigo una sensación de lástima por estar disfrutando del duelo. En esta ocasión era por necesidades vitales. Acabó el duelo y algunas voces, desacostumbradas a la tensión, apuntaban ya al banquillo. Otras simplemente canturreaban «Vilda, dimisión«, que es el comodín fácil. Y con eso se cerró la mañana.
Las vistas apuntan ya al próximo jueves, cuando se disputará la primera jornada del campeonato. Aquella que se suspendió porque las árbitras querían cobrar lo suyo. El Barça visitará el feudo del Levante Las Planas, por lo que tenemos derbi en Sant Joan Despí entre los dos conjuntos catalanes. Se esperan rotaciones en el cuadro de Jonatan Giráldez y, si quiere seguir en lo más alto de la clasificación y empezar a meter puntos a sus perseguidores, también una victoria. Lo que seguro que esperan es mucha menos tensión que la vivida en estos noventa minutos.