Un Barça (aún) entre dos aguas, consigue solventar la parte pre-mundial de la temporada con un sobresaliente en liga pero con un fracaso en Champions que ejemplifica que aún no está ni táctica, ni técnica, ni mentalmente preparado para los grandes envites europeos.
Hola buenas, algunos me conoceréis del discord del Estadi y los que no me conozcáis arquearéis una ceja al ver a un señor llamado luisixd atareado con un avatar de Asuka escribiendo un artículo en esta página. Sea como fuere me estreno en este, mi primerito día, para hablar de uno de los problemas que afligen al Barça, la ansiedad y de varios puntos que resultan claves en el caos que se vive sobre el campo en los días D.
Un trecho por recorrer
Dicen que los fantasmas no existen, se dice que esos seres blancos que atraviesan paredes y perturban hogares idílicos no son reales que no son ni siquiera el espíritu de algún familiar fallecido, sin embargo, hay un tipo de fantasmas en los que yo sí que creo, un tipo de fantasmas que no son sábanas flotantes que puedas cazar con, ¿una aspiradora? Ni tampoco engullirlos en forma de delicioso helado de 1,50 (¿Los Fantasmikos siguen valiendo 1,50 no?) Estos fantasmas son seres que viven en nuestro subconsciente y que nos recuerdan que tenemos muertos en el armario por muy bien que estemos.
El Fútbol Club Barcelona aún intenta escapar de la vorágine de negatividad perpetua a la que está sometido por culpa de la peor gestión de la historia moderna del deporte rey. Es evidente que de un pozo tan profundo no se sale en tres días pero claro, este verano Laporta y su directiva han tirado la casa por la ventana con las palancas y el equipo debe responder a la altura de la ilusión generada. Ahí es donde se encuentra el Barça de Xavi Hernández, en medio de todo, por un lado la ilusión y las ganas de devolver al club dónde merece y por otro los fantasmas que aún persiguen al equipo en su carrera hacia esa luz que se vislumbra a final del túnel. El Barça ya no sufre jugando como se vio en momentos de anteriores temporadas pero sí que va con prisa, demasiada prisa, a fin de cuentas, a este equipo le falta poso, calma y paciencia.
El papel del centro del campo
La gran cuestión, ¿es Xavi Hernández un terrorista del centrocampismo por poner a sus interiores tan adelantados a la hora de presionar o por hacer que Gavi y FDJ hagan desmarques nada más pisan 3/4 de campo contrario con el objetivo de hacer llegar el balón a los hombres de banda? En muchos partidos los extremos tocan más el balón que los interiores, aspecto que hace que el equipo lleve la bola desesperadamente a línea de ataque tras un complejo sistema de aclarados de los interiores hacia los extremos, todo ello ante nuestra estupefacción como aficionados. Hemos visto partidos en los que Pedri sólo ha dado 30 pases, SOLO TREINTA PASES y en los que entre el canario y Gavi solo han conectado en una única ocasión mientras que los extremos han naufragado una y otra vez en su misión de desbordar (el día del Inter en el Meazza por ejemplo). Aunque eso sí, cada vez se ven menos, en los últimos partidos Pedri se mueve por encima de los 85 toques y 75 pases, además la inclusión de Frenkie De Jong en un curioso papel de pivote-interior casi a la vez ha conseguido bajar revoluciones al equipo y ver posesiones de más calidad, incluso Gavi cuando entra parece conseguir aportar su enorme energía de forma algo más controlada, estas últimas semanas estamos viendo progresión en este aspecto y espero que después del mundial se siga avanzando en la buena dirección.
Busquets y Dembélé, Dembélé y Busquets
El extraño binomio, ¿cómo es posible que dos jugadores tan increíblemente antagónicos sean los dos principales protegidos del mismo entrenador?
Busquets asegura una salida de balón ciertamente limpia y tener a alguien que tire medianamente bien la línea de presión hacia adelante, hasta ahí todo bien, sobre el papel sigue siendo el mejor del equipo en esos aspectos y encima es capitán y leyenda, el problema es que las cosas positivas se acaban ahí, Busquets parece haber entrado en barrena y ya no es capaz de cubrir sus falencias ante los mejores equipos del continente; es cierto que nunca fue precisamente un portento físico pero lo de estos últimos 2-3 años ya es demasiado para un equipo en construcción y falto de certezas como este Barça. Para ser claros, Busi en el Barcelona (en ese microclima llamado selección española de Luis Enrique es distinto) da la sensación de que básicamente no puede ni con las botas, duele verlo así y lo suyo ya es insostenible y parece no tener vuelta atrás.
Por su parte, Dembélé asegura amenaza exterior pese a su «extraña» toma de decisiones que le hace perder más de 100 balones (que se dice pronto) entre los 4 partidos más exigentes de la fase de grupos de la Champions, además Ousmane ha sido en algunos partidos el jugador que más balón amasa de todos los de centro del campo hacia adelante, algo totalmente surrealista y contrario a aquello que tan grande ha hecho al Barça en las últimas tres décadas. A todo esto, hay que sumar la ausencia total y absoluta de cualquier tipo de desmarque, siempre está pegado a banda para intentar hacer sus recortes, en definitiva, el Dembo está en su mejor momento como azulgrana pero sigue siendo igual de frustrante que siempre, Garrincha una vez al mes, un extremo demasiado irregular como para ser faro de un equipo que como el Barça pretende regresar a lo más alto y competir por los trofeos de mayor prestigio.
¿Y entonces? ¿Por qué Xavi prefiere seguir insistiendo en dos piezas que hacen más inestable al sistema e incluso en las noches más grandes pueden llegar a hacer que se desquebraje por momentos en vez de intentar buscar algo nuevo? La respuesta puede ser más simple de lo que pensamos, Xavi tiene el mismo ansia incontrolable de ganar y de responder a la ilusión generada por los fichajes que su plantilla, y es por eso por lo que no quiere inventar en exceso, quiero decir, Xavi sabe lo que se juega, pero sabiendo esto lo que más me molesta es que sea tan terco con determinadas cosas y sobre todo con determinados jugadores, el binomio Busquets-Dembélé puede marcar su carrera como entrenador.
Raphinha, Ferran y ansu contra la presión
Raphinha, Ferran y Ansu, jugadores distintos pero con un problema común, la gran presión que tienen sobre sus hombros por demostrar su valía. Vayamos caso por caso.
Empecemos con el brasileño, Raphinha, más conocido como Rafita o Rapiña, el ex del Leeds llegó a Barcelona este verano con el cartel de seguir con el largo legado de samba y jogo bonito que existe en can Barça, es decir, ha llegado con la expectativa de ser el típico crack carioca de filigrana y desborde, en cambio está demostrando ser algo distinto. Es un jugador que pese a su tendencia al regate y tener un buen catálogo de skills digno de 4 o 5 estrellas de regate en el FIFA, está siendo algo más cerebral y «domesticado» de lo esperado. Raphinha está destacando sobre todo por su lectura del juego, adaptándose a lo que sea que le pidan pese a ir contra su naturaleza y por su sensibilidad para el último pase, elemento que ya ha dado un buen puñado de puntos; no está siendo esa arma de destrucción masiva desde el regate y el disparo que esperábamos pero a pesar de estar a la sombra de Dembélé y de que su convivencia con el galo se antoja complicada puesto que ambos se sienten más cómodos desde el lado derecho del ataque, cada vez está siendo más constante en su aportación al equipo, aun con eso, se le sigue notando nervioso en muchas ocasiones debido a la mochila que supone el precio de su adquisición por la entidad blaugrana (60 millones).
Ferran Torres, «el yerno de Luis Enrique», hace jugar de forma más académica, limpia y sobre todo coherente al Barça pese a su desacierto de cara a portería (poco a poco va saliendo del bache) y su escaso desborde por banda, ese es el resumen. El atacante valenciano es el elemento ofensivo con mejor posicionalidad de todos los que dispone Xavi Hernández y posiblemente el menos técnico, sus movimientos a la hora de desmarcarse ya sea por fuera, por dentro, haciendo diagonales o como 9 son un alivio para los ataques en estático del Barça y para los interiores (especialmente Pedri), además se combina de forma orgánica con el resto de delanteros. El perfil de Ferran no sólo es más importante de lo que pueda parecer sino que sirve casi como elemento de control del caos. Lo que va quedando claro es que se siente más cómodo pisando recurrentemente zonas interiores o acabando jugadas como 9 que pinchado en banda.
Ansu Fati, el niño de nuestros ojos, el chaval que queremos que triunfe sea como sea porque nos negamos a que las lesiones apaguen esa luz centelleante que parecía destinada a la grandeza. Después de un calvario de 2 años que empezó con una entrada de Mandi en un partido contra el Betis, incontables operaciones de rodilla, regresos incompletos y una polémica no operación a principios de año; después de todo eso parece que Ansu ha vuelto a tener cierta estabilidad física, pero no emocional. A la presión por las expectativas generadas en su eclosión en la élite hay que sumarle lo de ser el heredero del 10 de Messi. Ambas cosas tienen por el camino de la amargura a Ansu cuyo papel en este primer tramo de la temporada está resultando polémico, muy pocas titularidades, especulaciones sobre posibles recaídas e incluso rumores de desconfianza desde la directiva por su estado físico. Lo cierto es que a Ansu Fati en este tramo se le ha visto con más chispa y ganas que acierto, raro en él, aún con su desacierto y nerviosismo, es fácil identificar grandes momentos suyos en este inicio de temporada, el regate y la asistencia en el Bernabéu, un muy buen partido contra el Villarreal y sobre todo aquellos enormes minutos en los que reventó un partido complicado en Anoeta. Debe jugar más. Espero que la sorpresa de su convocatoria para el mundial le haga estabilizarse y reconciliarse con el gol.
Los ángeles protectores
Evidentemente estoy hablando de los 2 mejores defensas del equipo con diferencia, Koundé y Araújo y hablo de ellos como una unidad porque representan lo mismo, una mirada hacia lo que tiene que ser, un vistazo a volver a ser competitivos en Europa. Con ellos el equipo siente una seguridad desconocida y sobre todo no cunde el pánico ante cualquier contraataque, aquella buena primera parte en el Allianz ante el fantasma mayor, ese equipo conocido como Bayern Múnich, fue en gran parte gracias a ellos y a su valiosísima capacidad para ganar duelos con cierta facilidad contra atacantes de primer nivel, el mes de octubre en el que el Barça no pudo contar con ninguno de los dos fue como el invierno en The Last Of Us y eso que Christensen es un muy buen central cuyo fichaje ha sido un absoluto acierto. El noviembre ya con el ex del Sevilla ha sido mucho más tranquilo. A Ronald se le espera con los brazos abiertos a partir de enero, como para no esperarlo y a Koundé se le necesita para lo que pueda pasar porque seguro que cumplirá. Estaremos poniendo velitas, haciendo tarot, cartas astrales y hasta rezando en idiomas de tribus sin civilizar con tal de que vuelvan sanos de Catar.
De Eric García me gustaría hablar más en profundidad en un futuro cercano.
El ansia viva
En resumen, al Barça lo que se le ve desde lejos es el ansia, el ansia por superar de una santa vez los ridículos europeos y por volver a la cima, cosa que en sí no es ni mucho menos mala o perjudicial pero cuando esto afecta de forma tan notable al juego y por consecuencia a los resultados, pasa a ser un problema, el equipo peca de impaciencia a la hora de jugar (todavía me acuerdo del día del Rayo o de esos centros sin sentido en Milán) lo cual le hace no solo partirse si no desaprovechar situaciones ventajosas o debilidades del rival (sigo alucinando con que el Barça no le hiciese ni cosquillas durante 70 minutos a un Madrid que deja muchas puertas entreabiertas) y en ocasiones incluso peca de una sobreexcitación que asusta, como se pudo ver el día del Inter en el Camp Nou con un Barça que como dijo Miguel Quintana salió como si tuviese que enfrentarse al Bayern, a la Roma, al PSG, al Benfica, a la Juve, al Liverpool y al Eintracht todos a la vez cuando en realidad solo estaba en frente un buen Inter de Milán que llevaba un 1 gol de ventaja del Meazza, los jugadores y el Camp Nou celebraron el 1-0 de Dembélé como si fuera un gol que les clasifica a la final y el equipo perdió cualquier atisbo de control tras el error de Piqué, el Barça sigue saliendo a Europa con todos los fantasmas en la cabeza y pretende matarlos a palos cuando donde tiene que derrotarlos es en su mente.
Este asunto puede terminar siendo clave de cara al futuro del proyecto, volver a tocar metal podría empezar a consagrar al grupo para afrontar con más seguridad el camino, la UEL y sobre todo la liga pueden ser un trampolín para el equipo, hasta que eso pase el FC Barcelona tendrá que gestionar el ansia para evitar caer en la locura.
Por ultimo y como puede terminar siendo tradición en mis escritos aquí, me siento en la obligación de dejar una canción como colofón al texto.
Con esto termino este mi extenso artículo de estreno en el Estadi, espero que os guste.