Ter Stegen se viste de héroe en Oriente Medio

El FC Barcelona se clasifica a la final de la Supercopa después de superar al Real Betis en los penaltis

Crónica de Joan Cebrián (@Motijoan)

El FC Barcelona estaba cerca de protagonizar un drama en Oriente Medio. Los culés tenían el partido en su mano y, lejos de dar ninguna certeza en ventaja, miraron cara a cara a la muerte. Desafiaron de tú a tú la posibilidad de hacer estallar todo por los aires, pues precisamente la Supercopa de España había sido en la historia reciente del club un escenario de anarquía. Destituciones como la de Ernesto Valverde o decepciones como la de la última semifinal obligaban al club a ganar. Un inicio muy bueno generó a los blaugranas la ilusión de dejar todo aquello atrás. Como lanzar un mechero encendido a un terreno lleno de gasolina y caldeado por el traslado de su localización. Pero cuando las pesadillas del pasado querían acechar de nuevo, Marc-André Ter Stegen apareció para rescatar un partido que se fue a los penaltis tras acabar 2-2 en el tiempo reglamentario.

El enfrentamiento arrancó con uno de los mejores inicios del Barcelona de Xavi Hernández. Los culés se impusieron con mucho sentido: recuperando rápido, transitando con velocidad cuando lo necesitaba y ejerciendo una buena salida de balón. A diferencia de otros enfrentamientos, el Barça disfrutaba estando en los tres cuartos del campo. Frenkie De Jong y Pedri González se alternaban desde la base, pero el canario y Gavi hacían correr a la defensa del Real Betis como quería. Tener a ambos interiores jugando a uno o dos toques era una delicia para el conjunto blaugrana. Jules Koundé y Ronald Araújo ofrecían toda la seguridad necesaria para arriesgar buscando al hombre libre que encontraban. Ambos eran el arnés de un Barça al principio que escalaba y se sentía orgulloso de sí mismo.

Sin embargo, los verdiblancos se fueron acercando poco a poco a la portería culé superados los 25 minutos iniciales. Araújo, colosal en cada acción, tuvo que intervenir sobre Nabil Fekir para evitar que el francés marcara. Un gol de Pedri parecía dar oxígeno al Barcelona, pero fue anulado. Raphinha recibió en fuera de juego antes de asistir al canario, que remató ante Claudio Bravo llegando desde la segunda línea, por lo que los blaugranas tuvieron que aguantar un poco más la respiración. Para ello fue fundamental Ter Stegen, que sacó una mano vital a Germán Pezella. La parada del alemán, más propia de balonmano, mantuvo vivo al club culé cuando el Betis encontraba cada vez más a Fekir.

Para la suerte de los culés jugó que la justicia, representada siempre con una venda en los ojos, apareció para recompensar la primera parte del Barça a los 40 minutos. Pedri aceleró una jugada en la que el Betis esperaba un ataque lento, ofreciendo verticalidad para Ousmane Dembélé. El extremo se comió a Aitor Rubial, reflejando en una jugada el gran partido que estaba ofreciendo. Dembélé agradeció no aguantar el peso principal, sino un argumento más en un Barcelona más coral, y respondió dejando sólo a Robert Lewandowski. El polaco remató mal, como en anteriores ocasiones, pero el rebote le vino bien para aprovechar la segunda oportunidad. Lewandowski anotó el 0-1 en una jugada que tenía una doble lectura, un final abierto. En el caso más humilde, que la insistencia tiene recompensa; y en el más exigente (o injusto), que cuando alguien tiene talento, con estar simplemente en el lugar y momento adecuado es suficiente.

Que Lewandowski marcara no desanimó al Real Betis. Mucho menos a Fekir, que era el dolor de muelas de la defensa blaugrana. De todas maneras, el partido cambió definitivamente cuando Xavi Hernández decidió sacar a De Jong y Dembélé por Sergio Busquets y Ferran Torres. Los cambios desinflaron al Barcelona, que notó mucho más el peligro bético. La alegría culé de ver a Ter Stegen siendo fundamental fue proporcional a la rabia de no acabar con el partido ofensivamente. Luiz Henrique maniobró bien en el área: fintó, se giró y bajo mínimos cedió el balón a Fekir para que pusiera el empate en el 77’. El ‘9’ culé volvió a anotar, pero en un dejà vu de la primera mitad, el gol fue anulado por fuera de juego de Ferran. Ansu Fati estuvo cerca de darle el 2-1 al Barça, pero Bravo brilló para darle más minutos de vida al Betis.

Fati se tomó la parada del exportero blaugrana a nivel personal y se vengó en el 93’. Marcos Alonso centró desde el carril derecho, donde Gavi recibió una entrada dura, provocando un rechace de William Carvalho que el canterano blaugrana no desaprovechó. Tal cual le llegó el balón en alto, le pegó de volea con la izquierda para hundir el balón en la red bética. El golpeo de Ansu no sólo empujaba la pelota. También su deseo, aquel que la afición culé también se ha apropiado: volver a ser el mismo de antes de la rotura del menisco interno, que precisamente fue en un partido contra los verdiblancos. En el chut de Ansu se podía reflejar la rabia, la fe y la ambición. Pero el Betis se encargó de girar de nuevo el nudo con un tanto de Loren Morón. Después de otra internada de Luiz Henrique, el bético le pegó de tacón teniendo a Araújo encima.

Precisamente Ansu Fati quiso acumular su segundo golazo de la noche rematando de tacón, pero Bravo lo volvió a evitar. Con ambos equipos exhaustos y un Betis en inferioridad numérica por la expulsión de Andrés Guardado, el partido llegó a los penaltis. Ter Stegen actuó con contundencia parando las penas máximas de Juanmi y Carvalho. El agror del FC Barcelona volvió a reflejarse en la manera de dejar escapar un resultado ventajoso. En cambio, la dulzura llegó de la mano del portero. Justo cuando el club se encuentra en un camino hacia el futuro para olvidar el pasado, el alemán recuerda que incluso en los malos tiempos hubo hueco para los buenos recuerdos. Entre ellos, su mejor nivel.

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