Artículo por @JuditCeballos_
Los blaugranas se llevaron un triunfo por la mínima en un trabajado derbi catalán delante el Girona FC. Un solitario gol de Pedri saldó una victoria por 0 a 1 en un duelo donde Dembelé se marchó lesionado en el primer tiempo.
Un Xavi Hernández capaz ponía sus habituales cartas sobre la mesa en el choque con Michel Sánchez. Ter Stegen en portería, una defensa compuesta por -de derecha a izquierda- Koundé, Araujo, Eric García y Marcos Alonso era el pestillo con el que el técnico de Terrassa quería asegurar una nueva portería a cero en liga. En el centro del campo un Busquets resarcido acompañado por Gavi y Frenkie de Jong era la formación con la que Xavi buscaba crear y dar descanso a Pedri. Raphinha en izquierda, Ansu Fati y Dembelé ponían la corona a un Barça reconocible que buscaba tres puntos importantísimos para seguir liderando la competición doméstica. Por el otro lado, un Girona también titular apostaba por una formación con Gazzaniga, Arnau, Juanpe, Espinosa, Miguel Gutierrez, Oriol Romeu, Aleix Garcia, Couto, Yangel Herrera, Riquelme y Castellanos para buscarle las cosquillas al Barça y seguir peleando para escalar posiciones en la tabla.
El Girona saltaba al campo con una agresiva presión sobre el conjunto blaugrana hoy vestido de territorio con su nueva cuarta equipación. Un choque especial en Montilivi que empezaba con la insistencia de los de Michel. Propuestas similares cara a cara y un Barça que insistía con pelota aunque el rival se plantase convencido de si mismo, sin miedo. El frío testimoniaba unos primeros minutos de encuentro tranquilos, con un Barça que intentaba construir su idea sin deslumbrar demasiado y un Girona listo e intenso que se sentía como en casa.
Un par de contras sin brillo del Girona y un astuto robo de Ansu Fati al guardameta rival fueron las ocasiones, sin resultado, más claras de unos primeros veinte minutos en que el Barça buscaba amplitud en un estadio pequeño de un club con mucha garra. Poco peligro y muchas miradas puestas en un derbi catalán que no solo se destacaba por la proximidad de los clubes, también por ser dos equipos enfrentados en los que ambos se busca el cuero como su valor más preciado. Una bonita chilena de Castellanos que se marchaba por la izquierda de Ter Stegen iba a preceder la peor noticia en ataque para los culés; una lesión de Dembelé en su mejor momento como blaugrana. En un autopase y arranque marca de la casa de los de Ousmane, el francés salía dolido y pedía el cambio poco después del ecuador de la primera parte. Una lesión que cambiaba los planes de Xavi y que obligaba al técnico a ingresar a Pedri en su mágico partido 100 como blaugrana, un contratiempo que comportaba cambiar el planteamiento pero que no trastocaría la dinámica atacante que venía ofreciendo el Barça. El riesgo que el Girona tomaba saliendo desde atrás con la pelota jugada creó una segunda ocasión para Fati que se fue por encima del larguero después de un disparo potente del delantero culé. Un Ousmane que se había marchado cojeando veía el partido entre las mantas del banquillo mientras la banda izquierda quedaba desértica de verticalidad.
Un Ansu más activo que contra el Getafe era la referencia en ataque en un Barça que volvía al planteamiento del falso extremo pero sin la profundidad que en otras ocasiones sí que ha podido encontrar con esa formación. En una de las últimas oportunidades del primer tiempo un buen pase de Pedri al 10 del Barcelona acababa sin peligro debido a un control demasiado largo del delantero, y en un esfuerzo por llegar al balón veía precisamente la primera amarilla del partido Ansu, al dejar la bota suelta sobre el brazo del meta argentino. Taty Castellanos vería la segunda segundos después por un codazo al 5 del Barça y la tercera llegaría también a trompicones, esta vez para Pedri por protestar una mano clara del rival. Xavi marchaba al túnel de vestidores con un enfado de campeonato por la poca asertividad del árbitro en la injusta cartulina para el canario.
Lo más destacado del inicio del segundo tiempo, para no variar en la dinámica anterior al descanso, fue una entrada de Gavi que midió erróneamente la intensidad en una pressión alta a Arnau y por la que vio, ahora sí, una justa amarilla. De mientras, parecía que las pocas posibilidades de peso y un juego relativamente igualado no convencían a ninguno de los dos técnicos, que se mostraban agitados en su área técnica. Sin embargo, el Barça no dejaba de insistir y no cedía a un Girona muy presente en todo el encuentro, eso sí, sin la efectividad en el último pase y la falta de remates a puerta. El Barça buscaba amplitud y lo intentaba con los centros de Jordi Alba, quién ingresó al al segundo tiempo por Marcos Alonso. Sin conseguir dar mucha continuidad a los ataques aunque con un sólido centro del campo, el Barça seguía buscando espacios en una zaga blanquiroja infranqueable.
De una conexión Alba – Pedri, el canario estrenó el marcador para los blaugranas en un centro que remató al segundo palo al 61′. Un gol que nació de las botas de Ansu Fati en una jugada inteligente de los culés que serviría para poner la guinda al pastel del centenario de Pedri. El gol revolucionó un encuentro intenso pero parco de peligrosidad y los de Michel pusieron una marcha más que tuvo que ser neutralizada por la defensa blaugrana, indudablemente liderada por Ronald Araujo, sólido, titánico.
Ciertos cambios en el banquillo local dieron paso a que los de Michel pusieran una marcha más y se ensalzaran los nervios en Montilivi. Ni un asiento vacío presenciaba un duelo que, a diez minutos de su fin, destacaba por idas y venidas de ambos equipos con toda la intención del mundo. A nueve minutos para el fin del tiempo reglamentario Alejandro Balde entraba al terreno de juego en lugar de Ansu Fati, con la intención de reforzar una banda izquierda que se dolía por los ataques del Girona que presumía de un Arnau estelar.
A los pocos latidos del pitido final, un Girona crecido ponía el estadio en pie con una acción clarísima que se marchaba por la línea de fondo. Un Girona totalmente abocado a la portería de Marc-André sembraba peligro al conjunto de Xavi, que sufría y sufría en los últimos minutos de encuentro y que ingresó a Kessié por Rafinha para achicar los golpes. Miles de aficionados con el grito al cielo veían como el equipo gerundense topaba con un Ter Stegen enorme y una falta de precisión que le impidió el empate. En última instancia, el derbi catalán quedó manchado por una roja que vio el técnico madrileño por protestar una acción sobre uno de sus jugadores. Entre el furor de un ambiente que, aunque gélido en un principio, se había calentado, terminó con tres puntos dorados un Barça discreto. Un Girona que despertó tarde no pudo rascar ningún punto a un equipo que lidera con solvencia La Liga y que quiere más, mucho más, incluso en los días sin brillo.