La defensa inexpugnable: ¿mérito colectivo o nivel individual?

Artículo escrito por Jaime Alvarado.

El juego visto desde una perspectiva holística explica por qué un equipo ofende y defiende, mejor o peor, a partir de atender a cada fase como un condicionante para la siguiente. “Si defendemos bien es porque atacamos bien; y si atacamos bien, con orden, es que defendemos bien; si no, el equipo se parte”, así lo explicó Guardiola cuando dirigió al Barça hace más de una década.

 Hoy Xavi sigue en la búsqueda de ese equilibrio, de desarrollar ese axioma. El presente azulgrana parece indicar que el de Terrassa lo ha conseguido en su fase sin pelota: 7 goles encajados en 21 partidos en Liga se antojan números más que contundentes para ratificar su propuesta como la más sólida del continente. Pero ¿es su estructura colectiva o son las piezas a nivel individual las que se están imponiendo en lo defensivo?

Es imposible separar esas dos variables. Las cosas no se pueden separar que diría Seirul·lo. El FC Barcelona ha encontrado una línea de cuatro hiper-solida, granítica y casi infranqueable, y el sistema parece haberlos beneficiado: los cuatro centrocampistas han otorgado mayor empaque por lo que, al momento de la perdida, la corrección de los de atrás se “facilita”. Los mecanismos en presión, saber cuándo perseguir, apretar o soltar, la coordinación en saltos y un mejor repliegue tras el rival solventar primeras líneas, son otros puntos concretos sobre los que hay una evolución muy clara.

Pero los culers siguen siendo un equipo que recibe ocasiones diáfanas que no cuantiosas, que sufre por momentos; y que aún no logra disminuir el pulso de los encuentros cuando el rival aprieta, menos si este tiene cierta calidad. De ahí a que el Barcelona haya tenido que encajar al menos 17 goles en lo que va de curso según su expectativa de gol, diez más de los que tiene actualmente. El rival sigue llegando…pero le cuesta marcar.

El FC Barcelona ha encontrado una línea de cuatro hiper-solida, granítica y casi infranqueable, y el sistema parece haberlos beneficiado: los cuatro centrocampistas han otorgado mayor empaque por lo que, al momento de la perdida, la corrección de los de atrás se “facilita”.

Por eso, más que el dibujo o módulo, o de la sustancial mejoría para apretar, el Barça se sostiene en base al superlativo poder que muestran Araujo, Christensen, Kounde y Ter Stegen (Balde podría entrar en esa ecuación): pilares en lo individual que amortiguan a todo el conjunto cuando este languidece. Su concurso es lo que más acrecienta diferencias cuando el contrario se sitúa en mano a mano, tiene transición abierta o se planta para rematar franco en el área. Y si eso falla, por ahora el azar parece jugarle a favor.

Ha habido un crecimiento evidente. Xavi ha logrado que su equipo vuelva a girar en torno al centro del campo, dejar de abonarse a las bandas y recuperar el peso de los interiores. Aún le queda trecho para mejorar. Eso sí, es más fácil hacerlo desde 4 murallas que te enmiendan cualquier carencia, que desde jugadores que exigían más y mejor estructura para poder rendir.

El impacto entre lo colectivo e individual aún sigue sujeto más a lo segundo que a lo primero, pero con la sensación de que esta distancia se acorta partido tras partido. Europa suele ser mucho menos condescendiente en ese sentido -el salto cualitativo de los oponetentes lo iguala todo-, por lo que el Manchester será una buena prueba para medir el sistema defensivo azulgrana.

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