Escrito por Pablo Carretero Gómez | Tw: @Carretero__ en la web de Estadi Johan.
En el mundo de los seres humanos idénticos y donde ser el distinto es una tarea tan sufrida como recompensada, Pedri González ha tomado esta responsabilidad con la sangre fría del que no duda de su trabajo. Su cara inocente esconde un espíritu rebelde y desacomplejado, mientras cada pase, gol, regate o finta lleva encriptado un mensaje subliminal. El fútbol del canario mantiene la magia del parque sin olvidar la agresividad del que llega al fútbol profesional con ganas de comerse el mundo.
El FC Barcelona de los 4 centrocampistas permite al de Tegueste abandonar la base de la jugada e instalarse en el último tercio del campo, zona donde su fútbol alcanza otra dimensión. A Pedri ya no le hace falta moverse a buscar la pelota porque sabe que si espera agazapado al costado del mediocentro rival le acabará llegando. Y ahí, una vez recibe, un control orientado le basta para desatar el caos. Todo parece controlado y «clac», ya está de cara a 25 metros de la portería. El gesto que necesita Pedri es la alarma sonando a las 7:30: tan previsible como inevitable. En La Cerámica fue el mejor acelerando y definiendo, pero su segundo tiempo ante el Sevilla cerca de la base fue arrollador. Juntó al equipo, alejó a Kessié de los primeros pases y siempre le dio sentido a la posesión. El comodín de Xavi.
Su influencia en el juego ha sido siempre palpable, pero si algo negativo podía rescatarse de su rendimiento era la «falta de gol». 7 son ya los tantos que suma el canario esta temporada, siendo la gran mayoría de ellos en partidos cerrados, lo que le ha permitido al FC Barcelona ganar encuentros que hace no muchos meses se le terminaban escapando. De hecho, los datos reflejan esta mejoría, ya que, en el presente curso, Pedri es el futbolista de La Liga que más puntos ha dado a su equipo con sus goles (10) (dato de @LaLigaenDirecto).
Tras el encuentro en el Civitas Metropolitano, donde volvió a ser clave en el 0-1 que firmó Dembélé, el centrocampista declaró lo siguiente: «Xavi siempre me dice que llegue más al área y chute, que tome riesgos, que me atreva en el uno contra uno… Me siento cada vez más cómodo arriba, por lo que Xavi tiene gran culpa en el gol de hoy». Sin querer poner en duda sus declaraciones, creo que la incidencia de Pedri en los resultados es una cuestión que tiene más que ver con las funciones que le demanda y demandaba el egarense sobre el césped que con el atrevimiento. Encorsetar a Pedri en la base de la jugada es una atrocidad al nivel de poner al becario talentoso a repartir los cafés. A la espera de que llegue el momento en el que se puedan clonar seres humanos, la mejor decisión con el canario es que haga y deshaga a su antojo. Que esté, aparezca, venga a la base, conduzca, aparezca en la frontal, dispare. Que decida y la toque mucho, porque cuanto más la toque mejor jugará el resto.
El ser humano vive enamorado de la velocidad. Quiere que todo pase rápido, sin casi ni siquiera saborearlo. Idolatrar a Usaint Bolt, el tipo más rápido del planeta, sentarse cada domingo a ver la F1, donde las cosas ocurren a 350 kilómetros por hora o salir 10 minutos tarde de casa para sentir la necesidad de aligerar el paso por la calle son situaciones tan cotidianas que el cerebro no repara un segundo en darles una vuelta. Por esta misma razón, Pedri González cortocircuita nuestros procesos mentales. «¿Por qué es tan lento y veloz a la vez?», pensamos. Ejecuta movimientos pasivos y precisos, finta rivales con aparente facilidad e inicia sprints a los que presumiblemente jamás podría llegar y, sin embargo, acaba llegando siempre. Su cuerpo nos invita a prejuzgar para después asestarnos el estacazo final. El tinerfeño es un perfil que no encaja en el fútbol actual, o al menos no encaja en lo que una parte del público quiere que sea el fútbol actual. Por suerte esto no es el FIFA y el talento termina imponiéndose.
Su baja es la más dolorosa y diferencial del curso. Es la baja del metrónomo, del segundo máximo goleador, del futbolista capaz de manejar y cambiar los partidos a su antojo. La baja de tu mejor hombre. La de ese chico que, aun habiendo vivido siempre una hora por detrás del resto, le basta con milésimas de segundo para dar la sensación de que ve todo horas antes. Esta lesión es la desaparición de respuestas a preguntas que ni existen. Y es el momento de que Xavi encuentre soluciones, porque sin Pedri, Old Trafford puede convertirse en El Teatro de las Pesadillas.