Una fiesta con «Sabor a nada»

El Camp Nou presencia el empate entre el Barcelona y el Girona en un partido al que le han faltado más estímulos

Crónica de Joan Cebrián

La que pretendía ser otra ‘fiesta del fútbol catalán’ ha acabado como una sesión música existencialista. El duelo entre el FC Barcelona contra el Girona FC han supuesto 90 minutos de Domenica, de Suite Soprano. Decía Juancho Marqués, uno de los autores, que este álbum «representa metafóricamente el último día de la semana, el momento antes de que empiece el siguiente lunes, el de afrontar las cosas adultas». Aunque el partido se haya disputado el lunes y el Girona haya intentado -dentro de sus capacidades- que no sea así, la inefectividad de los blaugranas ha conseguido trasladar a la afición a un domingo por la tarde sin fútbol. El enfrentamiento se ha saldado con un empate sin goles que no ha preocupado. Tampoco ha enfadado, sino decepcionado por lo poco que ha transmitido.

El FC Barcelona ha aprendido una lección: las fiestas nunca se celebran en lunes. Mucho menos aquellas que se juegan para olvidar a alguien o un acontecimiento en concreto. Los blaugranas llegaban al partido con dolor de cabeza. Todavía tenían incrustada la eliminación de la Copa del Rey a manos del Real Madrid. Ese 0-4 era el pensamiento cíclico que se traducía en ansiedad. Para intentar volver al camino Xavi Hernández optó por el clásico 4-3-3. LaLiga es el espacio de confort de este Barça y por ello ha optado por devolverle la titularidad a Ansu Fati. Sorprendió la aparición de Sergi Roberto por la de otras futbolistas, pero el objetivo era recobrar sensaciones. Una meta que no llegó.

La inefectividad volvió a ser el mayor dolor de cabeza del FC Barcelona. Ni tenía la creatividad necesaria en los tres cuartos de campo ni la osadía en los extremos para poder generar tanto peligro como el deseado. Un tiro durante los primeros minutos de Robert Lewandowski fue una de las pocas acciones destacadas de la primera mitad. Raphinha no era capaz de regatear y Ansu Fati, con cierta progresión en comparación a su partido contra el Elche, todavía seguía alejado de la inspiración. El chico, como Rels, tiene el don. Pero nunca es fácil recuperarlo después de tanto tiempo alejado forzosamente.

De lo más divertido de la primera parte fue ver que, al filo del descanso, el cuerpo arbitral acertó de lleno con una acción de Ronald Araújo. El uruguayo, tan imperial en sus acciones como pasional, remató un córner al primer palo que Paulo Gazzaniga sacó debajo de la red. A su favor jugó que el balón no entró por completo. La alegría de Gazzaniga se convirtió en frustración para el Taty Castellanos. Tras la reanudación, el argentino tuvo en sus pies la ocasión más clara del partido. Le ganó la espalda a Eric García, no cayó en fuera de juego por milímetros y falló en el mano a mano contra Marc-André Ter Stegen.

Araújo casi se metió en propia y Jordi Alba, que sustituyó a Raphinha, generó una de las mayores ocasiones de peligro blaugranas en el 78′. David López tuvo que cortar un centro raso que, de haber acabado en los pies de Lewandowski, hubiera tenido altas posibilidades de entrar en la red. Sintomático por parte de Xavi Hernández fue que Alejandro Balde acabara el partido con Alba a su lado. A medio camino entre ‘proyecto’ y realidad, Balde es el principal sostén ofensivo culé cuando la delantera no está inspirada. El lunes de Pascua no fue precisamente dulce ante la portería de Gazzaniga.

El Girona jugó un buen partido. Quizás a lo largo de la temporada le achaquen que tenga una ‘mandíbula de cristal’, algo que hoy no ha sufrido en exceso en el Camp Nou. Sin embargo, no deja de tratarse de un club recién ascendido, algo que habla positivamente del trabajo liderado por Míchel. Que el Real Madrid perdiera contra el Villarreal CF implica que, tras este resultado, los blaugranas ahora lideran la clasificación con 13 puntos de margen. Salvo desastre histórico, el FC Barcelona tiene asegurada la liga. En el caso de conseguirla, su objetivo es mirar más allá del metal. Conseguir que los partidos restantes no tengan Sabor a nada. Rumiar sombras para resolver incógnitas, descubrir nuevas y seguir construyendo el camino.

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