George Pattullo

De Glasgow a Barcelona

Nació el 10 de noviembre de 1888 en 103 Albert Road, Glasgow, era el único hijo de George Simpson Pattullo, un comerciante de petróleo, y Agnes Wallace Pattullo (su apellida de soltera era Drynan). Los negocios familiares en el mundo del carbón le llevaron a España en 1910. Su padre murió el 19 de abril de 1888, a los 36 años.

Sportsman, portero y flamante delantero

Sportsman entregado a diversas disciplina, a menudo había jugado al rugby, al hockey y al tenis. Una de las primeras menciones que se recoge en La Vanguardia sobre sus cualidades se debe a la conquista de la Copa Garriga de tenis en agosto de 1910. Ese mismo verano también triunfó en el campeonato de dobles junto a Ernest Witty, cuyo hermano Arthur se había convertido en uno de los primeros presidentes del FC Barcelona.

Un día de 1910, en el campo de fútbol de la Conreria de Badalona, ​​sede de unos reñidos combates entre británicos expatriados y estudiantes de la Universidad, aparecieron los de la Colonia Británica de Barcelona con un portero alto, delgado y rubio. Se llamaba George Pattullo y acababa de llegar a Cataluña en el negocio del carbón. El fútbol era relativamente nuevo para él y solo había jugado como portero. Ese no fue el mejor de los días para él, ya que su equipo ya estaba perdiendo 5-1 al final de la primera mitad.

Harto de encajar tantos goles, George salió de la portería y jugó como delantero centro, una posición totalmente nueva para él. El portero humillado se transformó en un delantero estrella, y en la segunda parte su equipo remontó para vencer por 6-5, todo gracias a cinco tantos de George. Los chicos de la Universidad exigieron una revancha unos días después, que finalizó en un empate a 4, con George anotando los cuatro goles de su equipo.

Seducido por Gamper

El propio Hans Gamper, que fue el primer «scouting» del FC Barcelona, se encumbró en esos primeros años persuadiendo a George para lucir la bicolor, siendo el primero al que vieron volear el cuero en Barcelona, al servicio de un protoBarça casi de las catacumbas.

Debutó a sus 21 años, el 24 de septiembre de 1910 contra el Espanyol, partido que terminó 1-1, con el de Glasgow, naturalmente, anotando el único gol de su equipo.

Héroe inmortalizado

En mayo de 1911 Pattullo se fue de la ciudad que le había robado el corazón para volver a su tierra, Escocia.

Sin embargo, en marzo de 1912 el Barça tenía que enfrentarse con el Espanyol en las semifinales de la Copa de los Pirineos. Atendiendo el ruego desesperado del club para que disputara un último partido con la camiseta del Barça, Pattullo recorrió casi 1.800 km desde Glasgow, su ciudad, y salió al campo de la calle Industria. Marcó dos goles en la victoria por 3-2 del Barça -uno de los cuales en el tiempo de descuento- y, cuando sonó el pitido final, salió del campo aclamado por la afición. Su condición de héroe quedó inmortalizada con un retrato publicado en Stadium: «El footballista del día y gran favorito del público barcelonés».

Dicha Copa de los Pirineos la acabaría conquistando el FC Barcelona venciendo en la final al Stade Bordelais de Bordeus por 5-3 con goles de Morales, Rodríguez y hat-trick de Massana.

Firmó un total de 43 goles en apenas 24 encuentros, de ellos 32 en los doce primeros. Los que ayudaron para conquistar el Campeonato de Cataluña en 1910/1911 y la Copa de los Pirineos en 1911/1912.

En abril de 1912, con la devoción de los seguidores de Pattullo intacta, el escocés volvió de nuevo a su país.

Lugarteniente Pattullo

Cinco años después, en el mismo mes, Pattullo era en un campo yermo y embarrado del norte de Francia. El tiempo era impropio de aquella época del año: caían copos de nieve del cielo grisáceo y hacía un frío de miedo. El escocés ya había sido testigo de muchos horrores de la Primera Guerra Mundial, pero en abril de 1917 se estaba lanzando la ofensiva crucial en la Batalla de Arrás y el ejército británico estaba ganando posiciones a los alemanes. Pattullo, como tantos amigos suyos, se había incorporado al ejército británico en 1915 y ese mismo año había sido destinado a Francia. Fue ascendiendo de grado hasta segundo lugarteniente del batallón 21 de la Brigada Escocesa Tyneside.

Condecorado por su valor

Los días en que jugaba en el Barça ante multitudes enardecidas debían parecer a años luz. Ahora la función de Pattullo y su compañía consistía en abrirse camino sigilosamente entre el peligro por el terreno no ocupado que separaba las posiciones británicas y alemanas y proporcionar puntos de aprovisionamiento para preparar el avance del ejército. El 10 de abril la compañía de Pattullo, encabezada por su amigo el capitán Herbert Waller, capturó una trinchera alemana. El general Ternon, de la Brigada Escocesa Tyneside, escribió sobre la batalla: «Lamento profundamente que, entre los oficiales muertos, por desgracia, hubiera el capitán Waller. Encontró la muerte mientras perseguía un francotirador enemigo que nos había causado problemas desde lo alto del cordal».

Aunque, en general, los historiadores consideran que la batalla fue una victoria británica, a lo largo de la ofensiva Gran Bretaña perdió más de 150.000 efectivos y ganó poco terreno. Debido a la muerte de su amigo íntimo, Pattullo pasó a ser capitán en funciones de su compañía. En junio de 1918, con motivo de la celebración del cumpleaños del rey, Pattullo fue condecorado con la cruz militar por su valor.

Homenaje al héroe

George Pattullo sobrevivió a la guerra, pero sufrió problemas respiratorios el resto de sus días debido al gas tóxico utilizado en los campos de batalla. Al parecer, el mes de abril fue siempre monumental en la vida del Gran Pattullo. Diez años después de asistir a los horrores de la guerra en Francia volvió a la ciudad que amaba, en la ciudad que nunca la había olvidado. El 15 de abril de 1928 George Pattullo salió al verde lustroso del césped de Les Corts. Le habían invitado a regresar para que la afición pudiera verle una vez más. Los seguidores le dedicaron una ovación atronadora mientras caminaba hacia el círculo central antes del partido de cuartos de final de la Copa. Josep Samitier, inspirado por el conocimiento de la asistencia de su héroe, marcó cuatro goles en la victoria por 7-3 contra el Real Oviedo. Y Pattullo recibió la acogida de héroe que se merecía.

Después de la guerra se estableció en Newcastle, aunque a partir de los años 30 fijó su residencia en Mallorca, donde entrenó al Baleares Futbol Club, antecedente del actual Atlético Baleares.​ Sus últimos años de vida estuvieron marcados por continuos problemas de salud, por su afección respiratoria crónica, su adicción al alcohol. y precariedades económicas.​ Falleció en Londres en 1953.

Bibliografía

🔗 Sergeant George Patullo, MC. Publicado en el Scotland’s War.

🔗 E-Pistolario: En memoria de Pattullo. Escrito por Frederic Porta en The Tactical Room.

🔗 El largo camino del Barça hacia la Masia. Escrito por Frederic Porta en El Periódico.

🔗 Pattullo, el futbolista que va tornar de la guerra. Escrito por Gavin Jamieson en el Diari Ara.

🔗 Cap. 4321: George Simpson Drynan Pattullo (1953). Escrito por Thonys II en Thonys Blaugrana.