El, por lo visto y leído, inminente aterrizaje de Ferran Torres en el Aeroport del Prat procedente de la fría, húmeda y celeste Manchester constituye la segunda de las llegadas que pidió Xavi. El entrenador del FC Barcelona se ha centrado en la llegada de jugadores que le ayuden a imponer el estilo y la manera de jugar que se dejó de seguir, casualmente, con la marcha del histórico 6 del Barça.
La historia a veces tiene este tipo de guiños, permitiendo la redención de la entidad después de la deriva y casi desaparición perpetrada por el bartorrosellismo. Sin embargo, el tema de la herencia y de los despachos no serán el centro de este texto. Quien sí lo es, es Ferran Torres.
El extremo, canterano del Valencia, tiene más sentido como símbolo de lo que busca el nuevo entrenador blaugrana incluso que como jugador de manera individual. No solo lleva temporada y media a las órdenes de Pep Guardiola, el mejor entrenador para preparar a un futbolista en una posición tan específica como la del extremo en el esquema de Xavi Hernández. Sin embargo, también llega después de haber deslumbrado en la España de Luis Enrique, equipo que también destaca por la importancia que da a los extremos y por la movilidad de los delanteros, posición que también ha ocupado el extremo. Además, tiene un promedio goleador muy alto, algo importantísimo para el club culé ahora mismo.
Llega un jugador de 21 años, más maduro que nunca, rebajando su ficha para poder llegar al club, con automatismos afianzados que seguro que ayudarán a crecer al equipo y que ha demostrado que tiene nivel para rendir en partidos de nivel Champions. Dejémosle crecer, será una pieza importantísima para el equipo.