Los puntos se quedan en el barrio

El Rayo Vallecano supera con un 2-1 a un FC Barcelona desubicado con los espacios y el balón

Pocos clubes reivindican tanto sus orígenes y su condición de clase obrera como el Rayo Vallecano. El club de Vallecas no pone el morro para recibir, sino que pelea hasta el último minuto. En otras temporadas, como algunas en las que Paco Jémez era el entrenador, el equipo salía escaldado. Sin embargo, con Andoni Iraola en el banquillo, el conjunto vallecano se sabe competir. Especialmente contra el FC Barcelona de Xavi Hernández, que deberá esperar a la próxima temporada para intentar ganar por primera vez al Rayo. Los puntos se han quedado con orgullo en el barrio después de que los blaugranas cayeran con un duro 2-0.

El Rayo Vallecano salía con lo que tenía disponible y sin la intención de trastocar los planes. Lo comentaba el propio Iraola meses atrás en una entrevista a Albert Blaya para Relevo: «No recibimos goles, tenemos buenos resultados y pasan las cosas que preparamos y ves que el jugador te lo compra». Para cambiar de dinámica, Xavi se entregó al completo a Pedri González. El canario volvió al once titular blaugrana después de jugar media hora contra el Atlético de Madrid. El egarense le acompañó con Gavi, como es habitual, pero en esta ocasión optó por Frenkie De Jong como único pivote. Como bien escribía el periodista Jordi Cardero, el Rayo era hasta ahora juez del estilo Barça, por lo que el equipo apostó por prescindir de Sergio Busquets para ser lo menos puritano posible. La jugada no tuvo los efectos deseados.

El FC Barcelona se vio superado por el Rayo Vallecano prácticamente desde el principio. A los blaugranas les costaba organizarse con el balón, pecando de intentar ser demasiado vertical en un campo pequeño. El Rayo demostraba conocerse los peldaños de su hogar tan bien como todas las calles del barrio. No había manzana que no controlara el conjunto de Iraola, algo que se demostraba en la facilidad tanto para robar, como para sacar el balón tras obtener la pelota y ganar las segundas jugadas. Marc-André Ter Stegen tuvo problemas en el calentamiento, pero sólo fue un susto tras recibir un balonazo en la zona comprometida. Sergio Camello hizo el primer aviso de verdad, obligando al cancerbero alemán a intervenir.

Sin embargo, el partido no tardó en desmoronarse para los culés. Camello birló el balón a Gavi y se la dio a Álvaro García, que pudo definir a placer contra Ter Stegen con un balón cruzado. Jules Koundé no se dio cuenta de que estaba en un lugar donde la concentración se requiere constantemente. Haciendo alusión a un vecino de Aluche, concretamente a Waor, el francés no se percató de que se encontraba en un barrio donde muchas madres pasan noches en vela y que al final de mes se mira cada moneda. El fútbol del Rayo Vallecano en casa no perdona, como la grada ante la presencia de personas non gratas en Vallecas como Rocío Monasterio. Koundé recibió la lección de aprender por la fuerza, como muchas familias se ven obligadas sin desearlo.

Intentó revivir el FC Barcelona dentro del partido con una ocasión de Robert Lewandowski. Gavi robó para dársela a Raphinha y el brasileño asistió. Sin embargo, Stole Dimitrievski ganó el mano a mano contra el delantero polaco. Posteriormente el exjugador del Bayern de Munich tuvo su gol. Finalizó con la izquierda a bocajarro contra el guardameta macedonio. Pero para su desgracia, su gol fue antirreglamentario por un fuera de juego milimétrico. Daba igual que posteriormente, ya en la segunda parte, el Barça intentara buscar soluciones con el cambio de Alejandro Balde al lateral derecho o la entrada de Ansu Fati. El Rayo tenía en su mano al Barça. Iraola había vuelto a leer una vez más las intenciones de Xavi Hernández. Isi Palazón volvió a maravillar a un barrio que cada día le considera un héroe con más motivos de peso.

Isi fue el dolor de muelas de la defensa blaugrana. El murciano brillaba como el sol en tu día, que diría otro vecino ilustre de Aluche y amigo del barrio como Elio Toffana. ‘Isinho’ era el placer de noche para la afición del Rayo. En cambio, el dolor de día del Barcelona era ver a De Jong viéndose sobrepasado en absolutamente todos los aspectos. Vallecas se convirtió en un infierno tan grande para los culés que parecía que el balón quemaba, como si justificara el juego más directo -mal ejecutado- del habitual. Tantos espacios como concesiones por parte del Barça. El equipo dirigido por Xavi se tuvo que conformar con que Lewandowski marcara el 2-1 en el 83′. Acercaba al equipo a la remontada, pero sobre todo al delantero con la confianza consigo mismo.

El Rayo Vallecano fue con el cuchillo entre los dientes y acabó con todas las posibilidades de que el FC Barcelona acabara LaLiga llegando a los 100 puntos. También forzó a Ter Stegen a esperar a la siguiente jornada para alcanzar el 24º partido sin encajar en la competición. Pero sobre todo, como muchas de las barras que han salido de las calles de Vallecas, obligó al Barça a ser introspectivo. A pensar en cómo está encarando el tramo final de la temporada tanto por los resultados como con las sensaciones. Si ayer la alegría del barrio se encontraba en Girona, esta noche ha vuelto al Campo de Fútbol de Vallecas. Andoni Iraola y Míchel, dos príncipes de un lugar que saca pecho cada vez que alguien intenta lanzar un prejuicio. Como las Ninyas del Corro, Iraola tenía un trato ante Xavi: «lo mío pa’ mi barrio».

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