La actualización de Koeman pasa por Riqui Puig

Después de dar muchas vueltas, parece que Ronald Koeman ha dado con una idea de cómo comenzar a estructurar su juego, tras probar con el 1-4-2-3-1 y los tres centrales. Una idea que parte de Sergio Busquets como iniciador del juego, Frenkie de Jong llegando, Pedri y Messi inventando y con Dembelé, Griezmann y, en menor medida, Braitwhaite, buscando el gol.

Parecía, decíamos, que Koeman había dado con una pequeña tecla y el equipo era más ortodoxo que antes, teniendo en cuenta de que el Barça se ha alejado tanto de la ortodoxia que cualquier cosa que se asemeje a algo que se haya mamado en Can Barça parece una luz en la tiniebla, como por ejemplo, cierto retorno a un sistema de juego, como es el 1-4-3-3.

El problema, sin embargo, es que el Barça no juega con dos interiores.

Si miramos el sistema de juego inicial, la «fotografía», puede que se vea un 1-4-3-3. Pero si miramos su estructura, su lógica interna con y sin balón, su «radiografía», se podrá apreciar que el Barça no tiene dos interiores de posición. Incluso a veces no tiene ni uno.

Hagamos un ejercicio de abstracción que consiste en recordar una imagen mental de Busquets, Xavi, Iniesta y Messi con Guardiola: formando un rombo, con Busquets haciendo una «V» con Xavi e Iniesta mientras que Messi se incrustaba a la espalda de los medios rivales. Si hacemos el mismo ejercicio mental con Busquets, De Jong, Pedri y Messi veremos que su colocación no es ni un rombo ni una «V»: es una «Y», en la que Busquets está metido entre centrales, De Jong en la prolongación de la «Y» más Pedri y Messi en los vértices.

Y como todos sabemos, una «y» no es una «v».

Dado que el equipo ha mejorado pero parece que ha habido cierto estancamiento en la propuesta, toca mirar lo que tiene Koeman en el banquillo para buscar quién puede dar un nuevo giro al equipo blagurana. Y todos los ojos apuntan a Riqui Puig El interior culé sí que puede unir, a través de una sucesión de pases (lo que se llama generar volumen de juego) que el equipo pueda instalarse cerca del área rival. Si De Jong lo hace a través de la conducción, Riqui lo haría a través de la asociación, lo que además permitiría al jugador holandés poder continuar, cual correa de transmisión, todo el flujo generado por el canterano y poder llegar a posiciones de remate.

También podría pensarse en Miralem Pjanic como alguien que pudiera agitar el avispero blaugrana pero de momento el jugador bosnio no parece ser capaz de comandar al Barça (quién sabe si lo llegará a hacer) y sin embargo al jugador de Matapedera sí se le ve esa progresión, sumado al ADN culé, y a la edad en la que está, preparado para dar el siguiente paso.

Ignoramos si Koeman pensará darle galones a Riqui, si volverá a apostar por el doble pivote, si sobrevivirá como pueda hasta que llegue Ansu Fati o si a lo mejor tiene un plan. Lo que parece claro es que la vuelta de tuerca que el entrenador holandés puede darle a su equipo pasa por un niño rubio de un metro y sesenta y nueve centímetros.

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