Artículo publicado por Javi Risco (Tw: @rscjavi).
La desastrosa fase de grupos del FC Barcelona ha dado con sus huesos en la Europa League, segundo escalón del fútbol UEFA, en la que tendrán que enfrentarse con uno de los 8 segundos de grupo en una fase preliminar previa a los octavos de final en los que, entonces sí, entrarán en liza todos los primeros de grupo.
Resulta innegable que no pasar a octavos de Champions es un fracaso para un club de la categoría de la institución polideportiva más grande el mundo.
Sin embargo, no es recomendable que se caiga en el pesimismo atávico culé. El equipo es el que es, tiene las carencias que tiene y, si bien es cierto que ya se conocen los culpables de esa situación (que, con un poco de suerte, pagarán por lo que hicieron con un tiempecito en Can Brians), lo que debe ser el centro de los esfuerzos de Club y Afición es la recuperación de la capacidad de competir. El entorno es incontrolable (y todos sabemos que cierto grupo empresarial presionará más que nunca para conseguir que el club vuelva a sus manos o a las de sus amigos), por lo que a nosotros, como aficionados, nos compete desintoxicar al máximo la relación con los jugadores, el cuerpo técnico y la directiva, confiar en las personas a las que se votó y alentar al equipo hasta el último momento.
Dejemos de fijarnos en qué serie ve un jugador al llegar de una derrota. Cada persona pasa los duelos como puede o como buenamente sabe. Ningún deportista está feliz después de no estar a la altura de las expectativas o de que las cosas no salgan como se espera.
Puede que esta temporada se consiga de manera ajustada el cuarto puesto en LaLiga, o puede que nos toque volver a repetir competición en Europa; puede pasar también que no se gane la Europa League (algo que no sorprendería demasiado viendo los equipos que la van a jugar y, también, los últimos vencedores). Lo importante, en cualquiera de esos escenarios, es apoyar al equipo. Xavi sabe, porque lo vivió como jugador, lo que es estar en una de las épocas recientes de menor éxito, pero también conoce el otro extremo, participar en el mejor equipo de fútbol del mundo (y puede que de la historia). Aún así, puede que no funcione, pero al menos tiene claro lo que debe perseguir y lo hará sin dudar ni un ápice.
Puede que lleguen fichajes en enero, que renueve Dembélé (no parece lo más probable), o puede que no. Puede que Dani Alves se adueñe de la banda derecha y que, a su lado, Sergiño Dest se convierta en una reproducción a escala del brasileño. No lo sé, no sé qué nos deparará el futuro. Lo único que sé es que el club está en las mejores manos posibles para reflotar lo que la nefasta gestión de Rosell y Bartomeu hundieron hasta un punto que nadie creyó posible cuando recogieron el mejor equipo de la historia del Club.
Así pues, como considero que el club está en las mejores manos, apoyaré las decisiones del cuerpo técnico y de la directiva con los ojos cerrados. A los primeros, porque creo que Xavi y su equipo son los ideales para devolver al equipo al lugar que nunca debió dejar; a los segundos, porque ya han demostrado que harán lo posible (y lo imposible, si es que eso es posible, M. Rajoy dixit) para construir lo antes posible en el solar vacío que dejó el amigo de Doraemon y sus secuaces.