Artículo escrito por Guillermo Nicolau.
Todos tenemos una amistad de toda la vida, un pilar que nos sostiene, un apoyo que no tambalea, un pensamiento amigo que no vacila, un ancla en mares bravos. Todo lo necesario en las buenas y en las malas. Aquella persona que nunca pide nada, nunca saca pecho, nunca presume y pese a todo, es imprescindible en nuestras vidas.
Ahora se va.
Ya no estará la solución, el recurso, el final del desenredo, la calma en el estrés, el diván de la posesión culé. Porque sí, estas líneas hablan de fútbol, de muchísimo fútbol, hablan de Busquets.
En la era de los mediocentros defensivos, del músculo y kilómetros recorridos, de la altura y anchura de sus espaldas, de las coberturas que cuanto más lejanas son, más útiles parecen, Busquets se ha convertido, en el mejor 5 de la historia. Sin nada de lo anterior mencionado. Simplemente con un cerebro privilegiado para este deporte y una técnica exquisita.
Elegido por Pep y bendecido por Johan, Busquets fue imprescindible y será, seguro, irremplazable. Imagina una salida de balón sin él, una presión alta sin él, un pase vertical que rompa líneas cuando su lenguaje corporal indica lo contrario, un balón al que rompe en banda para asistir, un control orientado entre dos rivales con el consecuente balón con ventaja al compañero. Puedes imaginarlo, Busquets lo hace en la zona más caliente del fútbol de élite.
En el ocaso de su fútbol, Sergio, que nunca quiso ser Busquets, no está en su ocaso, nos lo quieren hacer creer aquellos que no supieron planificar su adiós, aquellos que no supieron darle importancia a su relevo porque jamás valoraron la importancia del de Badía. Ni a su contexto. Porque todos los jugadores necesitan uno, pero Busquets parecía tan y tan bueno, nos tenía tan bien acostumbrados, que nunca nos preocupamos por él.
Pero a veces en la vida, es necesario alejarnos, aunque no sea lo que merecemos. Aunque no estemos preparados.
Honor y gloria Busi.